jueves, 11 de diciembre de 2014

LA RENUNCIA








El partido extraño de la primera fase.


El partido más extraño, raro y menoscabado de esta fase de grupos. El P.S.G jugó un partido malo a excepción de su centro del campo, sobretodo sus flamantes centrales. El Barcelona, irreconocible y estrambótico, no encontró fluidez ni control en ninguna fase del encuentro. Los jugadores fueron victimas de una proyección táctica inverosimil y enrevesada. Sólo Leo parecía encontrarse en un sistema adaptado a sus características. Neymar a pesar del gol anduvo perdido en la línea de cal y Suarez pareció un jugador mediocre. Iniesta y busquets desubicados, Pedro no inquieta...



El batiburrillo.

3-4-3 donde ningún jugador daba la sensación que supiera sus tareas ni como ejecutarlas... Bartra, Piqué y Mathieu ocupaban un primer escalón; como tres centrales. Pedro, Neymar y Suarez, el último. Y aquí lo más extraño, en centro del campo; en principio la idea parecía ser un rombo, con Mascherano y Messi de pivote y Busquets e Iniesta de interiores. Pero como Messi tiende a bajar y a inclinarse hacia su derecha y Busquets se siente mejor como mediocentro, a menudo se formaba un cuadrado raro con Sergio y Mascherano en la base y Andrés y Messi enlanzando. Fue un batiburrillo.





Todo sistema...

Todo sistema es un ser vivo que debe sufrir evoluciones, pero siempre adaptándose a las características de sus componentes -y no al reves-  para que se encuentren a gusto. Pero los cambios de el "Lucho" parecen confundir y liar de una manera inédita a sus futbolistas. Es difícil encontrar una explicación razonable a los motivos de dicha estructura. Sólo que intente que el rival nunca sepa a qué atenerse, pero despista más a sus propios jugadores que al rival. Parece, el asturiano, empecinado en encontrar su ideario y mostrárselo a los demás como algo propio y distinguido y el equipo se resiente. La ecuación a posteriori siempre es más sencilla.



La renuncia.

Sin ningún tipo de centro del campo porque Pedro y Neymar, aunque asimétricos, estaban enganchados a la linea haciendo de extremos exagerados. Exagerados si tenemos en cuenta que el P.S.G no tiene extremos que neutralizar. Se supone que era para dar máxima amplitud al campo. Pero perdió centro.  Si hace un año nos dicen que el equipo que concentra toda su esencia en el centro del campo, iba a renunciar a él, no daríamos crédito. El Barça es un equipo que, con sus matices, debe ser siempre fiel a un sistema basado en la simetría y el emplazamiento rígido de sus piezas. Con cada una de ellas bien encomendada a su tarea.Y a partir de esa base facilitar el rendimiento del perfil de sus jugadores. Este año, sobretodo en los partidos importantes, Luis Enrique ha desmantelado todo eso renunciando al centro del campo, confiando todo a Messi y las áreas. 




La frase.

La frase de Lurent Blanc es condensadora y lapidaria: ”El nuevo sistema de Luis Enrique ha confundido más a su equipo que al mío”. 



Lo destacable.

Los mejores de lejos fueron Messi y Matuidi. Al menos en la primera parte. Messi, a golpe de participación y acierto, no solo fue el cartero que llevó la correspondencia, sino que también fue el faro de las pocas circulaciones un poco más estables que se produjeron. En cuanto a Matuidi demostró estar a un nivel táctico muy superior a todos los hombres en el campo. Leyó la situación y alternó desmarques hacia la izquierda con otros entre líneas para ser la principal arma de los franceses. Encontró el espacio para romper la línea culé, entre Busi y Andrés. Por descontado, ante un oponente con un mínimo de solidez, sus desmarques entre líneas hubieran resultado poco productivos, pues le falta técnica le sobra ímpetu, pero ayer no solo tenía espacio y tiempo para controlar, también tuvo para hacerlo dos veces en la misma jugada, como en el gol de Ibra.




Luis Enrique en el alambre.


Luis Enrique parece estar al margen de todo lo acontecido. Y su destino en manos de los genios.  No está sabiendo aprovechar el tiempo que le están dando sus apretadas victorias para construir un centro del campo solido que le lleve consecuentemente a un sistema competitivo. El Barça es hoy más débil que cuando enlazó las dos derrotas contra Real Madrid y Celta de Vigo. Su línea es descendiente. El equipo no se está adaptado a sus nuevas estrellas. Aunque lo intente, no está evolucionando hacia algo que les potencie. Suárez y Neymar, cada día que pasa lo tienen más difícil para lucir por más que entre genialidades y arreones aislados estén decantando resultados fabulosos. El Lucho está en un alambre cada vez más espinoso.





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