martes, 2 de diciembre de 2014

EL POBRE JIMMY













Un Encuentro Ansiado.

Frente Atlético y Riazor Blues. Derecha e izquierda. No busquemos arribas y abajos, delantes y detrases, porque no los hay. Simplemente extremismo. Fúria mal llevada y miedo. El fútbol solo es el amparo bajo el que se cobija el hooligan cobarde que necesita actuar impune en el tumulto. Ni siquiera les atraen los colores. Sus corralizas mugrientas sólo ostentan el rojo sangre y el negro de la guadaña.

Su aspecto rudo puede llevar a equívocos. Son grupos organizados, instruídos y mucho más cultos de lo que el imaginario social alcanza a prever. Sus triquiñuelas consiguieron burlar a las fuerzas del estado (con lo que supone eso hoy día) y la Comisión Estatal antiviolencia. Sin contar los clubes, sus organismos abastecedores, con entradas y sustentos varios...




El Lugar de Encuentro:

Fue en el Paseo de la Virgen del Puerto (amén), junto al Vicente Calderón, a unos metros del río Manzanares. Lugar idílico para una cita. De hecho suelo ver al frecuentarlo, parejitas de esas embelesadas y tomadas de la mano. Ironías...




Una mañana de bruma.

Una densa neblina, avivada  luego por el humo de unos petardos de pistoletazo de salida, ambiente de escenario londinense, paradoja de la industria fílmica anglosajona.

La batalla dominguera ya tenía todo. Cohetes de preludio incluídos. Invitados de todos los puntos cardinales. E índoles; Alkor Hooligans y Bukaneros, todos ellos de la extrema izquierda, para tender la mano en su cruzada, cual pareja cortejada, a los Riazor Blues. Se iban a necesitar -incluso defender como gatos panza arriba-  los unos a los otros. Pretendían desacreditar así el impío conservadurismo, reservándole todas las penas del infierno. Las lenguas hablan ya de que se atrevieron incluso a portar pinchos, y así traicionar las reglas no escritas de estos encuentros, otro de sus típicos y pusilamines modus operandi.


Enfrente el Monstruo....

El Frente Atlético, (falangistas de la Madrid franquísta) jugaba en casa. Esperaba una cita suave, -según ellos lo fue- de esas de café de sobremesa. Un escarmiento de puño a puño, o a mano abierta. Pero se encontraron que su chica venía con abalorios puntiagudos y un poco más animada de lo esperado, con los coloretes post cervecita mañanera -lo atestigua Jóse Luis, encargado del bar La Terraza, lugar de encuentro del grupo ultraderechista madrileño- que se bebieron a modo de calentamiento. Con profanamiento, ya de paso...
Para la traición del encuentro, ya esperada, el Frente tiró de las estacas que sustentan los arboles que hermosean el río como arma homicida. Para no perder ironía.


La Batalla.

Volaron palos, sillas, hierros, botellines tércios... hasta personas. La vara y la barahúnda. Y eso que fue de los encuentros más flojitos. Llego la policía un poco más tarde de lo que acostumbran cuando te saltas un semáforo, o te bebes una Voll de más. Y pocos. En argot futbolero, lo que se conoce como un 2 para 4, en éste caso fue un 20 para 100. Y ahí se quedaron, vislumbrando el espectáculo circense, pero con mal asiento, estaban como cantaba Drexler... "al otro lado del río".


Jimmy el Pitoniso.

El pobre Jimmy, o Jimmy el cachondo; maleante, traficante, maltratador y pitoniso, sí, pitoniso, y demás apelativos que no se atreven a dar los medios sensacionalistas, acabó pidiendo clemencia en el río Manzanares. Lo raro fue que no se llevara en el viaje una colchoneta prestada del ajeno (su hijo tiene 4 años), pues él mismo ya se jactó ante sus amigos, "si no salgo en los periodicos, acabaré en el río". Acertó en las dos.




El Final.

El final es sólo el principio, la mentalidad extremista y cerril ante los caídos es muy clara: no se perdona ni se olvida. Así que suponemos que lo ocurrido sólo es punta de lanza. Lo que le faltaba a nuestra pobre sociedad.





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