lunes, 1 de diciembre de 2014

EL BAILE DE LAS SILLAS







La posición más importante del campo es la del mediocentro. En un fútbol que ha desembocado en transiciones tan rápidas entre el ataque y la defensa, y la importancia también del inicio de la creación para esos sistemas que llevan la iniciativa, se antoja básica. En esas lides se fragua el éxito o el fracaso. Mascherano de pivote (su posición natural) en el centro del campo es una solución mitigadora que hace tiempo da la sensación necesita un sistema que estriba a partir de Busquets, pero que últimamente anda menoscabado. Sergio hace ya más de un año que da síntomas de padecer el peso, la fatiga y el desamparo de su propio sistema. Y la responsabilidad a cuestas del deceso de  jugadores como Alves, o la orfandad de Piqué sin Puyol. Javier, que si bien creando en la salida no puede hacer ni sombra al de Badía, tapando huecos en defensa -el mal mayor de este equipo-, el que lucía con Busquets en su plenitud, es un pedagogo casi perfecto. Velocidad, decisión, contundencia y fiabilidad máxima, le hacen uno de los mejores para sostener al equipo en esos días donde el rival te plantea un partido duro. Ayer era uno de esos días.

Tal vez ese razonamiento sustentaba los cambios que adoptó Luis Enrique. Y tal vez en esa duda entre solventar el poblema de los espacios atrás, o generar una primera fluidez desde la salida estuvo su disyuntiva. Se decidió por la entrada del "Jefecito" en la posición de Busquets. Sabía que el centro del campo ché, con ese triangulo (Fuego, Parejo, Gómes), pese a su juventud, atesora la calidad y la versatilidad para ser capaz de plantearle un partido incomodo para las caracteristicas culés con una premisa clara; organización baja y salir por los espacios enormes que deja la zaga. 



El problema radicó en los efectos colaterales que causaba dicha entrada, pues a Busquets, entonces, y con calzador, lo pasó al interior derecho. Posición donde Xavi ha vivido y triunfado todos estos años. Que pasó a ocupar la posición de interior izquierdo, posición que ocupa Iniesta y perfil que ya ha quedado claro (Amsterdam y Almería) que mengua al de Terrasa. Total, el baile de posiciones fue un "baile de las sillas" donde todos se quedaron sin su silla. Algo así como si -teniendo en cuenta que las tareas de cada componente en éste sistema están muy diferidas y encuedradas- en una cocina, el chef, se ponga a hacer postres, el pinche en la organización, y el fregaplatos guisando. Y con el comedor lleno. 

Lo más sorprendente fue que no existió transformación táctica, pues las funciones correspondientes a cada demarcación fueron las de siempre. Cambiaron los nombres pero no las tareas. Mascherano y Busquets, que casi conformaban doble pivote cuando se defendía, articulaban los primeros pases, y Xavi intentó aparecer entre líneas haciendo las veces de Iniesta. Sobre todo a espaldas de Dani Parejo, interior derecho. Por no hablar de la devastación que causaron los regates de André Gomes. El Barça se colapsó. Ninguno de sus tres medios fue capaz de superar la categoría de este Valencia haciendo lo que se les pidió. Y cuando se dieron cuenta y se saltaron el sistema, buscando cada uno su zona de seguridad, fue a peor, porque daba la sensación que todos querían ocupar el mismo espacio y Sergio se perdía a medio camino de su nueva función y la de siempre. Se pisaban. Tendían a dibujar una recta. Eso desdibujó la triangulación que hace distinguirse a éste sistema. Como la transición hacia atrás, pues un solo buen pase valencianista eliminaba a los tres de una vez. Los azulgrana apostaron por la pegada y el dominio de las áreas, olvidando el modus operandi de sus días gloriosos; el juego ultra posicional basado en el orden triangular de sus líneas para avanzar. Imponer ese estilo parece que ya no es una prioridad.

Juntar a Javier con Sergio fue un fallo táctico garrafal en su razón de ser. Y grave porque no es la primera vez que se prueba a "Busi" en esa demarcación con resultados desastrosos. Ya lo probó "el Tata" el año pasado.



En el plano atacante, el F.C. Barcelona tampoco equilibró las líneas. Messi, que sí que baja constantemente a ocupar esas zonas interiores, se encontraba muy solo. Neymar y Suárez, muy enjaulados arriba incomprensiblemente, no apoyaban al argentino en sus aventuras y los defensas del Valencia, muy bien organizados en la línea de flotación, no tuvieron problemas para abortar las acometidas blaugranas.




El control fue ché...

El Valencia, amparado en su triángulo imperial, liderado por un Parejo escudado de maravilla por Adré y Javi cerrando, estuvo comodisimo la mayor parte de un choque que pudo ganar cualquiera. Acabó ocho ataques antes de que el Barça finalizase su segundo. Pero echó en falta un punto de calma cuando se acercó al peligro. Dani Parejo es el jugador que le da el poso a un equipo impulsivo por momentos. Si se hubiese recuperado de la lesión una semana antes, el Valencia hubiese tenido el punto que le faltó, en la salida de las contras sobretodo. Pues Negredo sí supo temporizar los ataques. El único. Rodrigo y Feghouli al tener una asignación tan clara, -dar velocidad a la bandas- ejecutaban la primera idea que se les pasaba por la cabeza, y solo Rodrigo superaba con constancia a Alves, algo que esta muy barato a día de hoy. Como Negredo a Mathieu. Dio la sensación de que si el espíritu benébolo de Nuno "el Santo" hubiese ordenado una buena presión arriba, habrían matado al Barça. Pero el Barça en fe suele ganar. Que marcara el jugador menos asiduo a zonas de gol, y el que más perdido anduvo, es una muestra de ello. 




No hay comentarios:

Publicar un comentario