miércoles, 1 de octubre de 2014

UNA MARCHA MÁS CONTRA LOS DOS SUPERHÉROES




Luis Enrique optó por su sistema base -solo Messi más adelantado exento de tareas de creación-, ese equipo de siempre pero con las variantes destinadas a su evolución: los interiores (Rakitik, Iniesta) más abiertos y retrasados, para darle a sus laterales profundidad.  El plan había resultado hasta ahora en todos sus choques, -excepto en Málaga-  aún que en algún otro se detectó que hacía falta bastantes más cosas que defenderse con orden y fiar el juego al renacimiento de Messi y la electricidad de los chicos jóvenes en el momento que el rival adquiriese entidad. Como que hacía falta un paso más en el orden táctico de un sistema que aún tiene taras pese a su buen inicio. Pero el error radicó en la ejecución y no en el concepto. Sacrificar más los interiores abriéndolos, y dar libertad y  protagonismo a los laterales puede ser una buena idea, pero exige que los laterales sean mucho más precisos y eficaces. Que estén en muy buena forma. Y en Barcelona, ahora, no da la sensación que lo estén. Siempre he pensado que, al igual que un equipo campeón tiene que beneficiarse de un goleador en racha, y un portero en estado de gracia, ha de tener laterales de calidad que creen superioridad y desborde. Solo haciendo un repaso a la historia de las finales o partidos decisivos, veremos que importancia tienen la descompensación de los carrileros en partidos donde todo se iguala. La variante de Luis Enrique de abrir a los interiores es para ayudar a esos laterales que por sí solos no producen desborde. Y está muy bien tirado. Pero ayer, con esa premisa, desguarnecieron el centro, teniendo en cuenta que los tres centrocampistas del P.S.G (Matuidi, Verratti, Motta) son demasiado para concederles tanto. Tuvieron superioridad y con ella muchas facilidades para superar el centro del campo blaugrana. Sin contar la marcha de más que siempre dio la sensación que portaban los franceses.




 Blanc fue fiel a su sistema más habitual, su adaptación al rival no fue excesiva. 4-3-3 y colocación adelantada. Ni siquiera cerró su sistema defensivo como hicieran los cuatro últimos adversarios de Messi. La posición de su triángulo de medios franceses, estaba siempre cercana a la divisoria e intentaba evitar el avance azulgrana. Ahí estuvo la primera dificultad culé.  A partir de ese handicap vino el titubeo y con él los fallos de precisión en la salida provocados por las dudas al ver tan encima las camisetas azules. Tantos errores unidos a tanta concentración del rival abocaron pronto el partido hacia los goles locales, que llegaron en saque de falta como podían haberlo hecho por cualquier otra vía. Que podría haber desembocado en un resultado mucho más contundente si la delantera no hubiese estado a la altura, como no lo estuvo el centro y la defensa, y  Cavani, que no tuvo su noche. La cantidad de errores no forzados que cometieron Alba, Alves y Busquets saliendo desde atrás fue enorme y el inicio de su inconsistencia. Y eso que los franceses no presionaban, quizá ese fue el acierto y lo que descolocó a un equipo que esta acostumbrado a trabajar a partir de la presión del rival. Tan solo mantenían un orden adelantado para forzar al Barça a buscar soluciones desde la paciencia y esperar tener la pelota más cerca después del pase culé para asediar con dos o tres efectivos. El Barça propuso soluciones personales, no le salieron y regaló competitividad. 



Para mi el antes y el después del F.C Barcelona radica en dos puntos: Leo y Busquets. Messi ya sabemos que su bajón puede venir motivado por un miedo a lesionarse, y ello provoca que baje a zonas donde su musculatura queda exenta de exigencias máximas, pero se aleja de zonas de finalización, al fin y al cabo donde ha marcado las diferencias. Busquets por su parte, simboliza esta indefinición en el juego que hoy en día no sabes si va o viene, si guarda la posición porque es lo que toca o porque ve tan negro el panorama por delante y a sus costados que no se atreve a moverse. Falto de confianza, el mediocentro se ha mostrado totalmente descolocado desde hace tiempo y muy probablemente eso simbolice la desconexión del Barça, la indefinición presente en la que aún no está claro si hay que juntar lineas para jugar agregados o separarlas para hacerlo disgregados. Pero nadie dijo que los cambios sean fáciles.




Este P.S.G por fin ya tiene la consistencia para tambalear a cualquiera. Pero dicho eso, el Barça volvió a demostrar, cuando casi se lleva el empate en un partido desastroso, lo que ya demostró el año pasado: con Messi e Iniesta, hasta el día más aciago, pueden ganar. Ya no es que hagan cosas solo al alcance de sus botas,  lo tremendo es lo que provoca en propios y extraños, lo que condiciona el ánimo colectivo. Su precisión y su calidad son capaces de cambiar la tendencia del partido por muy cuesta arriba que esté. Con solo un aviso el rival puede vislumbrar de lo que son capaces de hacer en las condiciones más adveras y siembran el miedo. Tienen un poder, como si fuesen superhéroes... El poder de transformar los partidos. Por eso el París preparó a conciencia este partido desde hace tiempo. Para tener una marcha más contra los dos superhéroes. El Barça, por su parte debe preocuparse, pero también debe pensar que sólo es un partido. Que cuando tenga la marcha de más él, y su sistema más articulado, sus superhombres marcarán la diferencia.





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