viernes, 24 de octubre de 2014

UN ESPECTÁCULO ADEREZADO DE GOLES







Dos delanteras que provocan miedo a sus rivales por la nómina de futbolistas más extensa de atacantes de corte creativo y definitivo que se ha visto desde los galácticos. Pero algo descompensados, aún, en defensa.  Mañana tendremos el privilegio de contemplarlos y ver el vencedor, de momento, del pulso. Ninguno de los dos son el summum del bloque compacto que aún buscan, pero lo solventan con creces con sus super-héroes. Algo que nos hace pensar en que nos aseguramos un espectáculo aderezado de goles.


Este Barça, cómo no, también de Leo Messi. Ahora reconvertido en asistente de lujo para Neymar y su velocidad y facilidad para la definición. Esta constituye la mayor de sus amenazas. La entrada de Iniesta en la delantera para ganar un medio más le beneficiaría el control del juego,  -y contrarrestar el centro del campo del nuevo Madrid ultra-creativo-  pues sumaría a Xavi.  Acumular pases medios y sobretodo cortos en zonas de Leo, con el objetivo de arroparle para que marque la diferencia con sus precisos pases al hueco y su facilidad para ver el fútbol a otra velocidad que sólo él puede ver. Intentar ahogar la zona de creación del Madrid, que con la llegada de Kroos y James, mas la estelar irrupción de Isco -luego hablaremos de él y su poder de decisión-, representan para su equipo un control de juego apabullante. Solo con un problema del que se puede beneficiar este Barça por encima de cualquiera; los centrocampistas merengues son sublimes en la creación y el pase, pero todos ellos como mediapuntas de origen son de naturaleza animosa, pues sus automatismos  son de jugadores que siempre han rondado el área y por tanto arriesgan mucho en el pase en zonas que no son tan propicias, dando pié a pérdidas que contra Messi y los suyos puede desencadenar en goles tras perdidas en la transición. Algo que deja el cierto favoritismo del Real, por eso de jugar en casa y su momento inspirado, en el aire.


Como tara, este Barça en la transición y en el bloque está algo en construcción todavia. Quiere ser más vertical, pero entre que no tiene tantos jugadores que con sus desmarques de ruptura hagan buena esa premisa, y que aún no han asimilado el cambio, adolece de cierta indefinición. Sigue siendo un equipo inconexo,  dividido en dos bloques, donde cada pase vertical castiga la condición física de los centrocampistas y pone en jaque a la defensa. Imbatido en liga pero con indicios de dudas en el aspecto táctico defensivo.


El Real Madrid llega inspirado y confiante, con unos registros goleadores directamente jamás vistos antes. Su centro del campo como ya hemos dicho le ha dado un control inédito hasta ahora, y el empeño de Ancelotti de acumular centrocampistas creativos, hasta 5 dieces en el 11 lo avalan (los pasadores le chiflan), comienza a dar sus frutos. Con el interrogante del famoso equilibrio. Que lo intenta solventar repitiendo hasta la saciedad  una palabra para que sus hombres la asimilen de tanto repetirla: sacrificio. Si está concentrado y se rige por el mismo, viendo el partido de Anfield cuesta ver a este Madrid claudicar. Ni contra el Barça. No hay rival que soporte el ritmo y la calidad de los blancos. Con el añadido de las estrategias, sobresalientes en esa faceta. Ahí el imbatido Barça tiene dificultades si el nivel competitivo se eleva. El Madrid -Kroos y James son magistrales en los golpeos- ha resuelto en las acciones a balón parado muchos días grises. Si juega Mascherano finalmente como por ritmo parece ser,  sólo quedarán dos torres en el once titular.  Busquets o Pique -dependiendo del rol del jefecito-  más Mathieu. El tercer hombre (salvo un posible ataque de valor del entrenador) sería Mathieu por Jordi Alba. La pregunta es si tres torres son suficiente para mejorar un punto débil de los azulgrana.


Luego está Isco, que impulsado por la baja de Bale y un momento de forma impresionante se postula directamente como decisivo en las riendas de su equipo. Está tan preciso en todas las facetas del juego, (incluso en defensa) que a día de hoy representa la mayor amenaza después de Cristiano. No le quitan la pelota, tiene gestos técnicos inalcanzables para los demás y luce una inspiración que viéndole jugar sabes que tarde o temprano decidirá. El malagueño lo borda y puede ser su noche. Por su desparpajo y su osadía fuera de catalogación. Y eso en el siglo XXI. Y nos creíamos haber visto todo ya... Uno lo ve jugar y recuerda al Zidane de sus mejores días, eso es mucho decir. 







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