miércoles, 6 de agosto de 2014

¡PURA VIDA!








"Lo mismo él anda con pantaloneta que con pantalón". Aseguraba la abuela engrandecida de orgullo. Ella más que nadie. Le crió en la humilde Costa rica de las gentes alegres y formas modestas. Un país  armonizado por la unión de sus gentes con la riqueza natural que sirve de jardín y puente entre lóbulos. ¡Pura vida! Vida positivista que debió retener en la infancia y que impregnó el carácter de Keylor Navas Gamboa.  Que crece con la humildad y la fe. Como su nivel en estos últimos años, que, versionando a Elizabeth , lo mismo se pone la camiseta del Levante que la del Real Madrid. El ojito derecho de esa abuela que no cabía por la puerta de su humilde casa, envidriava sus ojos en una especie de amalgama surgida entre la nostalgia y la satisfacción al recordar su partida hacia el desenlace un día antes. Su nieto se iba a poner, para el orgullo "tico" más grande que se recuerda, la camiseta más anhelada. Colmaría su deseo primigenio.


Lo decía la mirada vitrificada de Keylor, nostálgica camino del atril. Seguramente recordando todo el duro camino, a los que le ayudaron. La inlanguideciente persistencia de una carrera de superación se podia percibir en su semblante, cuando el video de sus paradas imposibles aún retumbaba en las retinas de los allí presentes como el eco de las grutas angostas de Venado en su tierra. Entre su hija y su mujer, y el cuarto anfiteatro del Santiago Bernabeu, acabaron de confirmarse unas sensaciones que nos venían invadiendo en las últimas horas a todos los que le hemos seguido todo este tiempo. Cuando nadie aun sabía de él, cuando aún no ocupaba portadas y noticieros. Los que desde hace algún tiempo nos quedamos prendados de su constante puntualidad para las paradas inverosímiles e imposibles. De la fuerza que se percibe al verlo en el césped con su gesto firme y seguro. De su innata facilidad para la liviandad más desconocida. Y nos creíamos haber visto a los mejores...





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