miércoles, 20 de agosto de 2014

GRAVITACIÓN NEWTONIANA







Orden temporal y causalidad, principio de equivalencia, gravedad como curvatura del espacio-tiempo, gravitación Newtoniana... Simeone planteó geometría avanzada. La ausencia de elementos de peso respecto a la temporada pasada le obligaron a focalizar todo su empeño en perfeccionar un orden defensivo-colectivo que ya alcanzaba cotas altísimas la temporada pasada. Presentó lo conocido; el equipo aguerrido, ordenado, solidario y cerrado que conocemos, pero sin el despliegue al contraataque ni la pausa por fases que imprime a conveniencia. Lo primero por falta del ritmo competitivo de estas alturas, lo segundo por la ausencia del maestro en esas artes (Arda) y la falta de automatismos de los nuevos (Mandjukic, Griezmann, Jimenez). Jugó rácano, a que no pasara mucho, pensando en la vuelta con su jugador más importante: su publico.  En esa balsa vivió en relativa tranquilidad a lo largo de toda la primera parte. Domó -otra vez- a una fiera que practicamente nadie puede domesticar. Sus características son la Kriptonita de los héroes blancos, tiene esa habilidad de llevar el juego a su terreno -nunca mejor dicho- y hacer que no pase nada. El Cholo sabe que en esas domina el que no tiene la pelota. Cierto es que la primera parte, por todo eso, fue defensiva, aburrida y monótona.


En su escrupuloso empeño, Simeone alineo hasta 5 mediocentros de origen... mientras que el Madrid ninguno al margen de Xabi. Raúl García, el centrocampista que deslumbró en Pamplona que partió como segundo punta. Koke, el que desempeñaba ese papel con brazalete en las categorías inferiores de la selección partiendo desde la izquierda. Saúl (el nuevo Koke), ayer estrenaba probatura por el otro costado, y luego los dos mediocentros, estos sí, sin mentiras. Cinco guerreros para guarnecer. Curioso un dato: los 4 de la línea de centro son canteranos. Con el perfil de éstos se aseguraba una fidelidad y una custodia a prueba de bombas. La iba a necesitar para contener a un conjunto que este año con Kroos y James, con sus características, acumula la nómina de futbolistas con mayores registros en el pase que se recuerda en un equipo. Un ramillete de componentes concebido para romper los entramados mas densos. A Ancelotti le chiflan los pasadores y a formado un equipo para deleitarse mientras sigue en la búsqueda del famoso equilibrio. Kroos es el jugador que viene a confirmar y asentar esa idea. Lo anormal es que lo está haciendo desde el minuto o. Es la antítesis del rival de anoche. Perecen dos equipos hechos específicamente para superarse el uno al otro. El duelo ahora reside en la capital.



Pero el partido se decidió en lo táctico. El Madrid acostumbra a salir a través de sus laterales profundos y un mediocentro pegado a los centrales, y el desmarque en diagonal de sus delanteros como automatismo. Osea potenciar la salida por las bandas y la velocidad de sus extremos como consecuencia. Pero el Atlético precisamente  es el equipo que mejor bascula y crea emboscadas en forma de presión en bandas, asi que no le costó mucho recrearse con presteza en el achique. El Atlético se cerraba sobre ellas con tres hombres (interior, pivote y lateral), incluso con el central de ese perfil siempre atento por si la jugada fructifica ya que el Madrid no tiene unas referencias arriba como para ocupar a los dos centrales colchoneros. Vaya, lo esperado y que tanto hemos visto. Incluso Raúl García (derecha) y Mandzukic (izquierda) colaboraban en estos achiques. Fue una constante, como también lo era el plan de Ancelotti para contrarrestar ese handicap: en cuanto el balón era rojiblanco el Real iniciaba vía Modric, Kroos, la presión inmediata muy arriba para recuperar la pelota inmediata. Y seguido a eso buscar -via Ramos, Alonso, Kroos- a los extremos opuestos con pases de 30-40 metros para descongestionar. El problema fue que esos pases tan largos daban tiempo al Atlético a bascular rápidamente. Lo tenían muy estudiado. Esa fue la tónica de la primera parte y el motivo por el que el Madrid fracasó por la incapacidad de dar ritmo al juego.



Pero otro gallo cantó en la segunda. El Madrid leyó muy bien ese párrafo y cambió la premisa: realizar varios pases de 10-15 metros en vez de 1 de 30-40 para imprimir velocidad al juego. Además eso le permitía a medio camino abrir nuevas líneas de pase. Entonces el que sufría era el Atlético. Reposado el Real sobre Kroos y Modric a alturas elevadas (aunque muy pegados a las bandas) obligó al Atlético a retroceder unos metros y defender más cerca de su área. Para entonces el plan de Carlo era claro, dibujo un 4-4-2 con Di-María por la izquierda y James por la derecha para asediar de desborde y pases respectivamente. El juego se retrasó y permitió a Kroos dar el paso adelante que tanto beneficia a sus características. Y, aunque ya era tarde, le bastaron 20 minutos para hacerse dueño y señor con el amparo de Xabi por detrás. Ahí tuvo sus mejores minutos y el dominio que acabó en el gol de oportunista y avispado de James. El Atlético, que durante todo el encuentro casi no completó ni un contragolpe, tiró en los últimos minutos de balones parados gracias a su calidad para luchar pelotas divididas y logró el gol del empate a la salida de un córner botado por Koke, que supuso a los suyos lo que Xabi y Toni a los otros. Y confirmó que el Madrid para defender estrategias por arriba se desconecta como el que no tiene interés en algo. Eso le pude costar muy caro, porque ya sabemos el plan del Cholo para el Calderón: el 0-0. Ya lo consiguió el año pasado.





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