viernes, 23 de mayo de 2014

LA FINAL CONDICIONADA






El partido de los partidos llega con la luz de reserva encendida. No es fácil jugar suelto una final de Champions con tanto peso acumulado en las piernas. La presión en esta cita sobrepasa cualquier otra. La falla abierta entre la gloria del ganador y el abismo del perdedor siempre condicionan demasiado. Mañana es el día por el que, durante todo el año, se priorizan los esfuerzos. Pero aún así el bagaje es tremendo; entre las dos plantillas suman 76.428 minutos, 33.275 por los blancos contra 43.153 de los colchoneros. El dato evidencia que los de Simeone llevan más kilómetros y con más intensidad. Carlo ha podido, en la medida de lo posible, administrar esfuerzos.El desgaste muscular y la fatiga acumulada de un año extenuante pueden condenar a aquellos que más se resientan en el punto álgido y determinante de la temporada. La final viene muy condicionada. Un estado precario de muchas de sus piezas: Pepe, Bencemá y Cristiano, y Costa y Arda. 


Ronaldo parece que llegará después de cuatro partidos sin asumir prácticamente ningún riesgo. Bencemá tiene una contractura en el abductor, lo que en función de la prueba de hoy se sabrá si está para jugar, pero es probable que juegue, si no desde el inicio, en la segunda parte. Lo que es seguro es que de los tres, solo debe entrar uno en el 11, de lo contrario, en el transcurso del partido, podría volverse un error de medida sin retorno. Pepe es el que lo tiene peor. Aún que es el que menos preocupa a Carlo, Varane suplirá con garantías ese rol. Pero de Bencemá andará atento a la espera de acontecimientos. Su juego entre lineas, su mobilidad y su facilidad para habilitar espacios a la espalda de las defensas es un arma condicionante para la zaga rojiblanca. Sería el acompañante arriba de Cristiano, en ese, casi seguro: 4-4-2, -el 4-3-3 queda descartado por la exigencia de los 3 delanteros en defensa, sabiendo que no llegan finos- donde si no llega el francés, Bale, sera el otro delantero, y en el que entraría Isco como extremo izquierdo para potenciar ese juego entre líneas si el francés no sale de partida. La duda está en el mediocentro, en el acompañante de Modric con la baja de Alonso. La peor baja que podía tener. Carlo se enfrenta a su decisión más peliaguda desde que llegó, pues no existe, a día de hoy, un recambio de garantías para el Tolosarra. Más teniendo en cuenta que es él el que sostiene tácticamente a un equipo que tiende a resquebrajarse. El sustituto más natural sería Illarramendi, pero el partido del Sígnal, donde el escenario le superó, es una losa que puede pesar mucho, y, no me extrañaría nada, que, en un arrebato de responsabilidad, decida colocar a Khedira aún a riesgo de plantar una pieza sin ritmo, pero que le aseguraría sobriedad defensiva a la hora de sostener las lineas juntas. 


Ahí debe tener especial cuidado a medida que avancen los minutos, pues el equipo de Simeone explota como ningún otro equipo esas vicisitudes en el rival. El Atlético es sobresaliente contrarrestando. Ahí reside el origen de su fortaleza. Y el Real Madrid no es tan bueno proponiendo y teniendo el control como la talla de sus jugadores podría suponer. Además, el Cholo, buscará, aprovechando que esa es una de sus principales virtudes, la presión encarnizada sobre esa pieza debilitada del contrario (sobretodo si es Asier). Ahí está una de las claves del encuentro. En el centro del campo se fraguará el triunfo. Simeone seguramente optará por reforzar esa medular con un centrocampista de contención más; con un 4-1-4-1, Mario Suarez por delante de la zaga y -Koke, Gabi, Thiago, Arda- formando de izquierda a derecha la linea de 4 centrocampistas. Así se asegura guarecer y custodiar bien el pasillo de seguridad donde los blancos fraguan esas contras mortíferas. Ya le sorprendió Ancelotti una vez en la semifinal de Copa con esa premisa de poblar y presionar con ese centro del campo y es difícil que vuelva a ocurrir. Simeone tiene la lección aprendida. Costa es otra de las dudas, la placenta de yegua que le han inyectado puede confundirle,  -los milagros no existen- y si eso ocurre estará "el Cholo" para centrarlo, puede perder una pieza de inicio si no responde bien, que es lo más seguro, y el mundial está a la vuelta de la esquina. Las lesiones musculares no admiten infiltraciones, estás o no estás, así de sencillo. Si finalmente, como algo más razonable, no está, condiciona visiblemente el potencial atacante del equipo, el principal en los derbis precedentes. Y si sale mermado también lo hará. El potencial del Atlético se basa principalmente del empuje de Costa.


Por eso se espera un partido de entrenadores, de pizarra, cerrado, con muchas precauciones y donde se decidirá en la alineación, en ese mediocampo. No es casualidad que los dos técnicos hayan jugado en esa posición. Y que los estilos de sus equipos sean un fiel reflejo de lo que fueron como jugadores. El Cholo, la garra, la pasión, posee un equipo más solido y con la moral por las nubes después de el título de liga. Carlo, el sosiego, la inteligencia y la versatilidad un equipo con una nómina de estrellas superlativas, capaces de decidir en un momento determinado. Los dos equipos más seguros en defensa y a balón parado, por lo que se atisba un planteamiento cerrado e intenso. Son datos esclarecedores de como puede transcurrir en un principio el partido, de como puede decidirse. Ojalá me equivoque y se vea una final soñada, de idas y venidas, y goles. El Atlético es la fe y la moral. El Madrid es la experiencia y el hambre. Pero ninguno de los dos, y con razón, está para muchos alardes.


Los dos son victimas de un fútbol cada vez más inducido por la industria a un negocio cada vez más demandante de contratos televisivos, y un régimen remodelado según los cánones de poderosos centros financieros y mediáticos que exprimen el calendario como un limón. El juego ya no depende tanto del talento mágico de los jugadores, ni de los instantes memorables que nos dejan, sino de los grilletes del gobierno de las corporaciones o los jeques de los pretrodolares empeñados en condicionar este deporte. Se ha trasladado al fútbol la tendencia teatral en el que el director sea más importante que el comediógrafo o el dramaturgo. Los jugadores ya no son los clérigos que disponen, como tampoco los feligreses son los dueños del templo. Lo llenan, eso sí, pero el poder condicionante del dinero pasa por las exclusivas de televisión y la publicidad que condicionan la final más esperada de toda una ciudad.










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