domingo, 23 de febrero de 2014

UN TANTO ALICAÍDO





A Gerardo le atizaran con celeridad por la caída estrepitosa que en cierto modo propició con su osadía. Por traicionar el estilo en un día en el que el rival exigía no rotar, por reservar las piezas importantes; Xavi, Cesc, Alves, Mascherano... (y Busquets desubicado). Sin esas piezas el sello no está bajo llave, y ayer los vascos se encontraron abierto el baúl de las esencias barcelonistas de par en par para no desperdiciar la oportunidad de desmantelarlo. La revancha que el fútbol siempre te da. En Barcelona aún se cree innegociable el sello. Y en cierto modo tendrán razón; el Barça se jugaba la liga en un escenario en el que no habían ganado desde la temporada 2010/2011.  Es decir; uno de los 3 o 4 escenarios más dificiles. Estaba claro, desde que vimos la alineación, de que el "Tata", incomprensiblemente, estuvo demasiado arriesgado.  Tanto es así que nadie duda de la responsabilidad del técnico argentino, -lo de los jugadores ya está más discutido- es más, ni él mismo duda. Pero no está tan claro lo de que el estilo es inamovible, porque podría haber cambiado mucho la película si no hubiera alterado de semejante forma el centro del campo, independientemente de lo nostálgico -o no- de la propuesta. Es decir; con la sala de máquinas inalterada podría haber sido conservador con el a.d.n barça, o por el contrario, ser más pragmático. Pero sin las cabezas pensantes sobre el terreno de juego se quedó sin cerebros para decidir qué hacer, sin nadie que reaccionara y buscara una solución al planteamiento de Jagoba anoche, que más adelante explicaré, sorprendió. Y que el ambiente no era el más laxo y propicio para lo desplegado: un ambiente caldeado tras la eliminatoria copera, y un publico ávido de revancha y rifle desenfundado.


Supongo que la intención del entrenador argentino era dar tregua competitiva a sus efectivos habida cuenta de que a partir de ahora se juegan los dos meses más decisivos de la temporada. Situar a Song en la posición de mediocentro también respondería a que en esa posición, el camerunés, podría contener la presión txuri-urdin con el eje Song-Busquets-Iniesta. Song, supuestamente, estaría más cómodo ahí. Él quería contar con los dos, -y Busquets-  porque esperaba un partido rápido, y, seguramente, los últimos choques de Alex como interior le habían horrorizado. Seguramente quería recuperar el Song de Sevilla que no estuvo mal. Pero allí todo tuvo otro guión. En lo que respecta al interior derecho, necesitaba la participación más combativa entonces de Sergio supliendo a Xavi (lo que se entiende menos). Creyó que el de Badía lo leería mejor, y que necesitaria su brega y su contención, pero al final se vió que necesitaba el cerebro sobre el campo. Le salió muy mal, pero tan mal tirado ,en el fondo, no estaba. Y sí, es cierto que Busquets, aunque puede dirigir con clase una salida de balón, carece de creatividad y conceptos para dirigir un ataque completo. Y lo pagó, pero como Martino esperaba un ida y vuelta, eso no le importó demasiado.

Pero nunca contó con que Arrasate estuviera tan avispado. Tocó algunas cosas para sorprender, y hacer la apuesta del "Tata", si cabe, más desafortunada. Para no hacer el partido de ida y vuelta que esperaron los blaugranas, los vascos, no salieron a la presión de la manera imaginada, de hecho, solo presionaron selectivamente. Osea, seleccionó de maravilla los momentos para ejercerla: presionó en los saques de puerta, de banda o tras sus ataques más profundos, pero nunca de más, ni desaforadamente. Y nunca hasta desgastarse y conceder esos metros al final del partido que tan bien "no desaprovechan" los delanteros culés. Supo ser más pausado y administrar bien los esfuerzos replegando prácticamente con los once jugadores en su mitad de campo formando un 4-3-1-2 en un rombo muy bien avenido

Martino tenía otra idea; cerrar la presión de la Real para que los carrileros subiesen el balón en campo libre dejando atrás muchos rivales para después encontrar a Messi en el medio para que arrancase sin marca. Dicho de otro modo: Martino pretendía que Montoya y Adriano hiciesen de recuperadores. Pero para su sorpresa (y para la de muchos), la Real Sociedad no cayó en la trampa. El rombo de Arrasate se impuso a Song, Busquets, Iniesta y Leo; ahí estuvo la clave. Horrible atrás y sin energía arriba. Además, sin control en el centro del campo, el Barça se fue derrumbándose poco a poco hasta caer con estrépito en una noche funesta para sus aspiraciones. Porque el fallo del Tata radicó en que no leyó bien. Es decir, se adaptó a algo que luego no existió. La Real fue agresiva, pero no imprudente. La propuesta había dejado solos a Montoya y Adriano, ellos podían subir el balón con comodidad si querían, pero como el sistema de la Real no estaba en campo contrario presionando, sino en el suyo achicando, no podían dar el pase tan buscado para Messi. Y como ninguno de los dos posee la finura de Alves, el plan estaba chafado. Quedaba la opción de buscar a Pedro y Neymar, los extremos, para que encarasen en uno para uno, pero tampoco funcionó porque ninguno de los dos fijó su posición abierta como la situación requería. Luego Neymar, pese ostentar el juego de pies más rápido, solo necesita tres segundos desde que controla hasta que pasa a la acción, pero Zaldúa no le dio ni uno. El Barça, entonces, con esas bandas neutralizadas, no le quedó otra que intentar dominar donde domina casi siempre, en el centro. Pero para entonces era demasiado tarde, y para su desgracia, en esta ocasión también, tenía todas las de perder sin los medios habituales sobre el campo y con Martino en la grada.

Veremos a ver como reacciona el entorno tras esta caída precipitada. Con lo que no cuenta Martino es con esa intransigencia hacia la derrota que existe en los últimos tiempos, donde se ha convertido en casi un caso de estado. Se auguran tiempos de combulsión en "Can Barça". El fichaje de Neymar, la dimisión de Rosell y un debate entorno a lo innegociable del sistema aún colean. Da la sensación de que a los jugadores les está afectando tanto algarabío entorno al club, y que además, ya no hay esa unión y ese hermetismo contra agentes externos  que había antes en el vestuario. Parece que todo les afecta más. Las caras tras la victoria en Manchester no reflejaban la efusividad que requería el logro. Y anoche igual, el equipo parece sumido -como su intermitente estrella- en un estado un tanto alicaído y apático. Lo cierto es que ese Barcelona enchufado, ambicioso, unido y voraz de éxitos ya no está. Ahora se conecta y desconecta a los partidos como una máquina renqueante, y la transición de liderazgo que se está produciendo esta temporada esta repercutiendo negativamente en el equipo. Xavi ya no se siente importante con Martino por divergencias en el sistema y por pérdida de protagonismo y peso en el equipo. Y Puyol,  por lesiones y recaídas, no tiene la continuidad que requiere el cometido. Valdés con su marcha se ha apartado y los que están cogiendo el relevo, -los Messi, Cesc, Piqué- no tienen el mismo peso y empaque que los anteriores para dirigir. Además no convergen con los lideres de antaño y se esta notando. Todo esto hace que no haya la unión necesaria en los malos momentos. No es algo definitivo, ni nadie puede atreverse a descartar a este grupo, pero estas caídas, en el tramo de temporada en el que nos encontramos, pueden resultar irreversibles.





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