jueves, 20 de febrero de 2014

AL REY CANARIO LE CORTARON LAS ALAS






El planteamiento de Pellegrini varió ante el Barça. Algo que fue inesperado, ahí radicó su naturaleza. Quizá motivado por una historia negra para el ingeniero en lo que se refiere a eliminatorias de este calibre; perdió el pase a la final con el Villarreal en el último suspiro por el fatídico error en el penalti de Riquelme frente al Arsenal. Y el año pasado en Málaga fue apeado en circunstancias... vamos a dejarlo en "atípicas". Mucho antecedente traumático para salir alegre frente a un equipo de pirotécnicos; y traca, contra el que la alegría se paga cara. Su cambio radicó en convertir el 4-2-4 habitual, en un 4-4-1-1 más apropiado para la ocasión. Kolarov en el medio campo en el extremo izquierdo y cambiando el rol de Navas, que suele ser extremo para pasar a ser más volante. Y el que suele hacer de falso extremo izquierdo -Silva- quedo libre por dentro, acompañando por detrás de Negredo. Así la medular se vio reforzada por dos activos más para contener el juego de acumulación y toque blaugrana, y, junto a la zaga, formaron dos líneas de cuatro muy juntas que se posaron sobre su frontal del área como hacen todos los que le ganan al Barça. Los primeros 20 minutos consistieron en un rondo virtuoso y fluido entre Xavi, Iniesta, Cesc y Messi que, si bien heló la grada y llenó de paz y confianza el corazón culé, no se tradujo nunca en situaciones de peligro. Después, un simple balón largo sin más, hizo cambiar el signo del partido hasta ya el minuto 55. Fue un cambio de sentido hacia Negredo que metió el susto en el cuerpo a los culés, secundado por el empuje del la muchedumbre, para cambiar las tornas. A la media hora, pese al descrito inicio en el que el Barça había demostrado toda su frescura, el balance de disparos era de 4-0 para los ingleses. El Barcelona volvió a sufrir el peso de la competición más exigente como viene haciendo en estas citas desde hace tiempo, pero supo aguantar el chaparrón. Entraba dentro del predecible guión; el City jugando en su feudo tiene un arreón de ciertos minutos, en el que su rival, se llame h, o se llame b , puede rezar a sus santos, vírgenes o apóstoles, porque este equipo aprieta de lo lindo.

El Manchester City mereció más. En la derecha, Zabaleta, Touré y Navas nunca eran batidos; igual que Clichy, Fernandinho y Kolarov en la izquierda. En el centro, Navas, Touré Yaya, Fernandinho y Kolarov tampoco se vieron alterados. Los pases que se le filtraban a Messi (o a Fàbregas) llevaban preaviso. Y, encima, el receptor esperaba quieto y de espaldas, así que los defensas los veían de cara y con opción de anticipar siempre. Más meritorio fue lo de David Silva y Negredo. Al ser el City un equipo habitualmente alocado y frágil que se había propuesto neutralizar a Leo Messi, Pellegrini regaló mínimas libertades, -comparado a las que suele otorgar- a Yaya, Navas y Kolarov; una decisión que dejó muy solos arriba a los dos españoles. En principio, tal cosa podría ser objeto de crítica, al fin y al cabo jugaban en casa y debían ganar, pero, de nuevo, el desarrollo del juego dio la razón al chileno: no necesitaba más para dañar. Sergio solo dominó el plano defensivo, -como es habitual- y si Busquets tiene que girar el cuello, no es de élite defensiva. Y como Xavi y Cesc no le ayudaban y Silva es una maravilla, el canario se alzó como faro del encuentro. Tocó, estadísticamente, la mitad de balones que Hernández, quién lo diría. ¿Pero le impidió eso que su actuación fuera la más destacada? No. Fue el canalizador de todo el juego citizen y el más inspirado de la noche. Logró imponer el juego de toque y imaginación ante el equipo que lo fomenta. Y el ingeniero, logro hacerse con la batalla de la tiza. El primer tiempo pareció un vacío en el que de vez en cuando surgía el canario para crear desestabilización en el equilibrio del partido. Había aroma de noche de Champions de las grandes y el escenario lo merecía, pero lo único verdaderamente trascendente que sucedía era eso, que Pellegrini dispuso y David reinó.



Luego llegó la jugada que cambió la eliminatoria con ese penalti y expulsión. Desde entonces Pellegrini perdió los nervios, y David Silva sus alas. Un penalti más expulsión es un azote demasiado duro para un equipo que no desmereció nada, pero forma parte del fútbol y los mejores técnicos deben saber cómo afrontarlo. Para empezar, Pellegrini, azorado, tardó demasiado en reajustar al equipo. Cinco minutos completó el City con Fernandinho de central y Messi yaciendo a placer en la mediapunta. No entró el segundo porque la Champions raramente quiso ser piadosa. Además, el chileno debilitó su medular con las salidas de Kolarov y Nasri, y pasó de defender con 4+4 a hacerlo con 4+2. entonces Dani Alves, quien hasta ese momento no había inquietado, detectó el pasadizo y exhibió lo que nunca se pierde: su sobresaliente calidad. Con cualquier otro lateral en su lugar, el Barça hubiera sacado menos tajada, pero el plantel de Martino desborda talento y calidad ,y , el impacto del mismo en la Copa de Europa siempre va a constar. Incluso luego castigó con el creativo Neymar y su socio en ese lado para hacer el 0-2 que deja la eliminatoria cuesta arriba y sin motor para los ingleses.




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