martes, 21 de enero de 2014

RESET



 



En todo este tiempo de casi dos meses de vida sin Leo, ha habido tiempo de sacar unas cuantas conclusiones. Incluso se han afianzado virtudes colectivas en el plano atacante que con Messi no hubiéramos visto. Lo cual no viene a decir que el Barcelona sin Leo sea mejor, ni que con su vuelta el equipo pierda potencial, todo lo contrario, pero si que lleva a diferenciar algunos detalles curiosos.

El Barcelona con Cesc de falso 9 ocupa mejor y explota mejor las bandas, eso está claro.  El de Arenys se mueve con mucha inteligencia, con un ritmo más alto que Messi y una constancia para encontrar espacios y aprovecharlos superior. Las ayudas constantes de Fabregas a los extremos y su insistencia para crearles espacios con sus movimientos horizontales potencia a los Neymar, Alexis, Pedro, Tello, o cualquiera que ocupe esas posiciones. Esos jugadores además con Messi juegan encorsetados en el constante altruismo que requiere la figura del argentino. 


Con eso, Gerardo parecía haber encontrado un sistema en ausencia del argentino que potencie el ataque al paso de las jornadas, que además, casa más con el perfil global la plantilla.  La ausencia del Argentino lleva a un juego menos interior: el autentico distintivo del equipo de Guardiola, que con la acumulación de Messi a la zona interior de Xavi e Iniesta, potenció la combinación entre los tres, y con ella, la explotación de la premisa hasta niveles estratosféricos. Parecía que jugaba hasta con 6 centrocampistas. El sistema acabó por dominar el fútbol con su trío a la cabeza, desde la 2009/20010 hasta la 2011-2012, que fue la primera en la que el Barcelona comenzó a mostrarse humano. Fue el año de la caída progresiva de Xavi y por ende, del sistema que levantó junto a Messi en el histórico curso 2010-2011. Con Leo “solo”, el Barça fue girando poco a poco hacia un centrismo absoluto alrededor del argentino, destinatario de la mayoría de jugadas de ataque, que aunque aún queda algo de aquella idea con la posición de Messi inamovible... el Tata intenta ahora despojarse de esa premisa prescrita para siempre. Si añadimos que Xavi e Iniesta  no están con el nuevo técnico en su mejor "habitat", nos revela otro motivo por el cual tuvo éxito el tiempo sin Leo.



 Ese modelo tiene una tendencia posicional clara. Es el sistema hecho a la figura de Leo, el que ha provocado suculentas ampliaciónes de las vitrinas en los museos. Pero crea una dependencia, y, además, está claro que los equipos con el tiempo han aprendido a defenderlo mejor con tanta acumulación de jugadores por dentro. A no ser, claro, -y además suele ser muy habitual- que Messi acabe encontrando un camino u otro al gol entre toda esa maraña de piernas. Es lo que le hace simplemente el mejor: piensa y ejecuta a una velocidad, que cuando esta bien, y con la insistencia del que no cesa nunca de crear, acaba siempre por imponerse y hacer bueno el sistema -o hacer malo el entramado de piernas entorno a él- por muchos escollos que encuentre en su camino a gol. Por todo eso, quitarle a Messi esa libertad que le da el falso 9, es renunciar a tu arma principal y diferencial.

El problema es que Leo ha vuelto del parón de 2 meses algo fuera del ritmo más alto de competición; lógico. A pesar de marcarle 4 goles en la eliminatoria copera al Getafe; le vimos en el Calderón y en el Ciutat de Valencia que no tiene continuidad en sus jugadas. No logra la frecuencia para imponerse con los pocos arreones que aún le permite su fisonomía hasta que alcance su mejor versión. Camina a muchos ratos como en modo reserva y la insistencia en su juego aun está decrecida. Además el reset de sistema atacante que ha tenido que introducir el Tata con la vuelta del argentino, hace que toda la maquinaria se reinicie, y esté tardando en funcionar a pleno rendimiento.  El regreso de Leo Messi convirtió en paréntesis la evolución de su equipo desde su lesión hasta su recuperación. No tardaremos en ver la mejor versión del equipo, de hecho, en cuanto Leo acumule unos pocos partidos, y a medida que vaya cogiendo ritmo, aparecerá el Barça letal, pero en raras ocasiones veremos a Cesc con la libertad que le otorga la posición de "9  mentiroso" y su inteligencia sobre el verde, que también, le hacen un jugador que recrea de una manera única. Posee un dinamismo que cautiva.

Lo que sí estamos viendo es una versión de Messi alterada por las circunstancias. Ahora, a esperas de la recuperación total, ve más factible por la atracción de jugadores que provoca, retrasarse unos metros para con su capacidad de ver el fútbol y anticiparse a todo, habilitar a sus compañeros. Es el voluntario que dispone. Ha decidido recuperarse desde la estrategia. Su capacidad para ver huecos y lineas de pase recónditas para los demás, hacen que parezca fácil. Su faceta de lanzador es igual de determinante, o más, que su faceta goleadora. Cinco pases de gol en tres días. La falta de goles -que no tardaran mucho en llegar-, lo compensa con su capacidad de ejecución, el "timing" exacto para lanzar y su endiablada exactitud con la pelota. Único.










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