jueves, 16 de enero de 2014

INSTINTO DE SUPERVIVENCIA





 El Racing de Santander (actualmente en 2ª B) culminó anoche otra gesta histórica en Copa, y ya van tres. Se clasificó para  cuartos al eliminar al Almería -segundo Primera eliminado tras el Sevilla-. Los cántabros olvidaron sus problemas extradeportivos para obrar la hazaña en Los Juegos del Mediterráneo. Los golazos de Mariano y Rubén Durán les dieron el pase para otra gesta, el rival: el que salga de la eliminatoria Villarreal- Real Sociedad. Duro tramite, sí, pero que en lo que a soñar se refiere... no hay quien pueda con el Racing.

 Los Racinguistas volvieron a demostrar su orgullo. Tras un viaje eterno en autobús, de 1.000 kilómetros,  no lastraron un ápice de las ilusiones de una plantilla empeñada en luchar contra todos los elementos que se cruzan en su camino. Es el alma marinera que identifica el Cantábrico, esa que les impide abandonar el barco a la deriva, y que capitanea desde hace meses un guía perdido y sin rumbo. Los jugadores,  han decidido coger el timón. El factor: una tripulación de grumetes, sin mayor remo que la ilusión y la dignidad de defender su trabajo, el pan de sus hijos, y el orgullo de futbolista. 


Se han propuesto reflotar el barco de hundimiento al que parecían estar abocados. Defender su trabajo, y mantener unas familias, que llevan cuatro meses sin cobrar, es el motor de la dicha. Todos jóvenes, muchos de ellos casi niños, han madurado a marchas forzadas. Recuerdo vagamente una frase de un célebre filósofo que venia a decir algo así como: "uno madura cuando se empieza a preocupar por el bienestar y no del amor". Estos jugadores han dejado las prosas y romanticismos para dar paso a la preocupación real de subsistir. Así se puede entender una proeza de este calibre: llegar a jugar un partido contra un equipo de primera, tras un viaje de 12 horas de autobús, sin saber si cobrarás, y pintarle la cara... Decían ellos que era por disfrutar haciendo lo que más les gusta, por amor a esta profesión. Yo añadiría otra explicación más categórica; pura supervivencia. Si van pasando de eliminatorias, cobrarán la cobertura de los medios, las entradas y los derechos televisivos. La única manera de acabar con el mal que sufren. Instinto de supervivencia. Además practicando el deporte al que profesan un amor profundo. Contando historias como esta  provocan risa las estrellas rutilantes que caminan en alfombras rojas, y proclaman a los cuatro vientos sus mejoras de contratos.








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