lunes, 13 de enero de 2014

DUELO DE TITANES







Los dos sistemas resultaron ser lo esperado; el Atlético de Madrid desde la primera jugada dejó claro que el esquema sería el 4-4-2 habitual y que Diego Costa no iba a estar pendiente ni de Jordi Alba ni de Dani Alves por fuera, sino por dentro junto a Villa formando la primera linea de guardia pretoriana. Se situaron entre Busquets y el dúo Xavi e Iniesta. Lo que se perseguía con esta propuesta era que las únicas opciones de pase seguro para Busquets fuesen Piqué y Mascherano, que, a su vez, para estar más desmarcados tenderían a retrasar su posición. Así el Atlético pudo vivir donde quería: arriba, donde la pelota está más lejos de los delanteros al principio, y de Messi en el segundo tiempo. El espacio que originaron entre el mediocentro y los centrales fue el que utilizó el Atleti para, desde la presión, atacar en su gran arranque. Con un Arda Turan estelar. Tras los primeros 15-20 minutos replegó con miras de reserva, para volver a lo inicial cuando volvía a aunar las energías necesarias. El Barcelona, pasados esos 15 minutos en los que mordió el Atlético, dominó, por la cesión Atlética, y porque Xavi se dio cuenta de la emboscada de Villa y Costa en la salida de Busquets, y bajó a ayudar. Pese al dominio territorial, la delantera azulgrana no disfrutaba de ocasiones. Alexis estuvo desaparecido, y los laterales jugaron encorsetados por el temor, escaseando en las subidas. Así el Barcelona no tuvo la profundidad por bandas que suele ser desencadenante de sucesos. Pero el sistema defensivo comandado por Miranda, rayó a un nivel tremendo y la agresividad colectiva fue la de Gabi. Tan sólidos se mostraron que Courtois no realizó ni una acción de mérito en los 90 minutos; y si Valdés sacando dos buenisimas. Una noticia fabulosa para "el Cholo".

 No obstante, hubo dos atacantes que sí brillaron del lado del Barça. El primero, Iniesta. Que sin estar estelar, se movió por todo el ancho y mezcló velocidad con precisión; como casi siempre que las cosas se ponen feas. Casi todas las pequeñas desventajas que Miranda tenía que equilibrar salieron de las botas de Andrés. Y la insistencia y la velocidad necesaria la puso Pedro.  Que cuando el oponente es como el Atlético y comprime el tiempo y el espacio, es un diablo cuando está a tope en el plano físico. El canterano ahora mismo es un activo competitivo. Mientras que Alexis relaja al contrario con su imprecisión, incluso Neymar, por el excesivo tiempo que se toma cada vez que controla un balón, almenos esta vez. Aunque seguramente no estaba al 100% por el proceso gastrointestinal que padeció estos últimos días. Los centrocampistas y delanteros en general no destacaron como se esperaba. Algunos jugadores ensombrecidos;  Neymar y Messi con problemas, y Koke y Villa que sufren el desgaste de las altas exigencias físicas. Destacaron los centrales, todos. Messi aún estando por debajo de las condiciones de ritmo que requiere este partido, siempre lo intentó. Y casi lo consiguió. Lionel, como Cristiano, son animales competitivos que no cesan ni un instante en el intento. Es lo que les distingue; marcan la diferencia regularmente, y si no les alcanza por casualidad en algún partido, se les verá intentarlo con más insistencia, aún si cabe, de la ya de por sí habitual.

Partido con un protagonismo claro de los técnicos; intenso y defensivo , en el que ninguna delantera logró imponerse, que anduvo sobre el papel guionizado que se esperaba: los dos equipos más competitivos -tentados a ratos por un Madrid intermitente-, utilizando cada uno sus armas inteligentemente, a sabiendas que la liga, en su equador, aun le quedan muchos pasajes, pero que, al estar tan apretada con lo de los 100 puntos que debe hacer el que la quiera ganar, tampoco procedía tomar escesivos riesgos. A pesar de eso y del marcador -0-0-, y no haber muchas ocasiones tampoco; fue una gran noche de fútbol, digna de los dos mejores equipos en liga, una noche vibrante y de emociones fuertes. Una partida de ajedrez a la que hay que sumarle mucha garra, lo que siempre lleva al palpito y la emoción.


A destacar...el sello inconfundible de Simeone, que en los partidos grandes de verdad se hace inmenso.  Más parece imprimir guiones cinematograficos propios sobre el partido, que crear simples sistemas tácticos. Ya no es el eterno candidato, ahora los dos grandes le miran con ojos temerosos. De hecho, los números cantan: aún ni Madrid ni Barça han conseguido ganarle, y ya van 4 partidos. Guarnecido en el repliegue, dosifica las energías para atacar con una sincronización perfecta. Una dosificación en la que también entra aguantar el balón con mucha calidad en pasajes del partido.  

Al final firmaron un empate a cero a falta de fuerzas, que para muchos pueda saber a poco, pero que a otros nos deja un grato sabor intenso. Fue una batalla entre dos estilos antagónicos, que se respetan y admiran mutuamente. El esperadísimo Atlético-Barça de la última jornada de la primera vuelta de la Liga 13/14 no quedará ni para el recuerdo, ni marcará la memoria del aficionado, pero sí que servirá para constatar una realidad que muchos presumíamos hace tiempo ya como cierta. La dual liga del fútbol español ha dado paso a un nuevo e imprevisto estatus: el triumvirato. Cincuenta puntos en la primera vuelta no están al alcance de  nadie.








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