sábado, 7 de diciembre de 2013

LOS 4 FANTASTICOS.






El nivel del Arsenal FC esta temporada, tanto en Premier como en Champions está causando sensación. Si bien es cierto que no es constante en su juego, ni dentro de un partido ni en el global de partidos disputados esta temporada, si que ha alcanzado el nivel que anhelaba durante tantos años. Quizá en este momento es uno de los mejores de Europa junto al Atlético. El fundamento se basa, como normalmente pasa en estos casos, en varios motivos, pero principalmente la clave es el momento de forma de dos futbolistas: Özil y Ramsey. 

El mediapunta Galés esta en racha. Está en uno de esos momentos cumbre en los que le sale todo, y viéndole jugar  uno se anticipa a los acontecimientos a sabiendas del éxito que obtendrá. Ya lleva más goles a estas alturas que en toda la temporada pasada. Y luego el Turco-Alemán constituye el principal artífice del salto de calidad que a experimentado este equipo, siendo el jugador de primer nivel que necesitaban, el que hace mucho mejores a los que le rodean. Se dice mucho que para hacer un equipo campeón se necesita un portero y un delantero ´top´, y si no en racha, esos que les hacen parar goles al portero y marcarlos al delantero, decidiendo los partidos a vida o muerte. Pero seguramente pasen por alto que sin un mediocentro que aporte equilibrio y salida seguramente tampoco es posible. Y que es harto complicado también hacerlo sin un mediapunta que surta a los delanteros, que le de la pausa necesaria al equipo guardando el balón cuando lo necesite, y  de ventajas en forma de ocasiones para que ese delantero en racha defina. Eso es una tarea que muy pocos la hacen con la solvencia y la clase de Özil. Así que sería más apropiado decir que para hacer un equipo campeón, una columna vertebral surtida con jugadores de primerisimo nivel o en racha debe ser imprescindible, y no solo delantero y portero. Pero es que este Arsenal no tiene a un mediapunta; tiene 4, y son buenisimos. Es la jugada maestra de Arsene; la otra clave del éxito de este Arsenal, el sistema que a sabido aplicar con una moldura y flexibilidad latente. El francés da a sus hombres mucha, pero que mucha libertad zonal y creativa, más de lo que suele dar un entrenador. Por ejemplo; no sabe dónde va a estar Cazorla en cada momento, simplemente le dice que busque los espacios tan pretendidos en la Premier. Y casi de la misma forma actúan los otros tres mediapuntas - Özil, Rosicky y Ramsey- que últimamente son una  sinfonía musical. Son los 4 fantásticos.


Los dos entrenadores más exitosos de los últimos tiempos, -Mourinho y Guardiola- basan sus sistemas en un juego de posición radical; prácticamente sin libertad. Se puede decir que son sistemas tan ordenados que llegan al presidio. O sea, asignan una serie de tareas a cada futbolista, y un espacio determinado con un puñado de movimientos posibles muy específicos con el ánimo de que las once piezas memoricen el juego a realizar, y vayan un paso siempre por delante del rival. Ninguno sale al campo sin saber en todo momento cual es su consigna. Como genios que son, tanto Guardiola como Mourinho, se aseguran de que el rol de cada futbolista potencie a cada uno al máximo, y por consiguiente al equipo. Para eso se requiere mucho esfuerzo, y un nivel de exigencia y tensión que merma con los años la intensidad y el tono físico de sus futbolistas. De ahí que sus ciclos tiendan a ser cortos.  Porque el francés es todo lo contrario: ha tardado muchos años en fructificar, dada su naturaleza no se ha gastado, y su sistema, - y en eso se asemeja a Pellegrini- otorga cierta libertad siempre al jugador y una autonomía que si se dan las circunstancias surgen equipos que juegan un fútbol asociativo y vertiginoso muy vistoso para el espectador. A este le ha costado pero parece que lo ha conseguido por segunda vez, después de aquel Arsenal histórico de Henry, Vieira, Pirés etc...

Lo maravilloso de los últimos partidos del Arsenal es que cada una de sus jugadas tiene un principio y un final diferente, y que a ninguna le falta equilibrio. Así, con esa fluidez en la asociación surgida de la improvisación, su juego es impredecible. Flamini juega de mediocentro, y por delante una línea de 4 que, de inicio, que de izquierda a derecha luce a Cazorla, Özil, Rosicky y Ramsey. Pero lo que les distingue es que ese orden se rompe constantemente, los cuatro mediapuntas ocupan las cuatro posiciones. Pese a tanto cambio se las apañan para que cada vez que uno coge la pelota, el poseedor tenga siempre un compañero ofreciéndose en corto, otro ofreciéndose atrás y otro rompiendo el espacio por delante en largo. Y por supuesto, con los laterales arriba abriendo el campo; premisa primordial para hacer a un equipo profundo hoy día. De este modo, la circulación no solo toma un ritmo frenético y mágico, sino que además se asegura una gran defensa contra las contras; siempre hay tres hombres cerca de la pérdida (un lateral, el poseedor y el apoyo en corto) y dos gunners por detrás de la misma esperando para apretar al rival. 


Es un equipo compensado y en estado de gracia, al cual es muy difícil batir. El único pero de este equipo es cierta irregularidad mencionada, y que difícilmente aguantará semejante momento hasta el final de temporada. O que los rivales fuertes de Champions, o sea los grandes, no vayan a más. Veremos a ver.




Rubén Martínez.

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