miércoles, 11 de diciembre de 2013

EL HAMBRE





En fútbol, el mayor motor que existe es la motivación. La motivación que propicia el hambre. De ahí nacen los grupos ganadores con la indispensable adhesión de los atributos, claro está. Existe otro gran motor de motivación que sería la reivindicación; esa que surge cuando un jugador está puesto en duda, esa condición se transforma en reivindicación y constituye otro motor determinante. Pero no es continuo, es un motor de paso, mientras que el hambre más voraz no tiene caducidad hasta que se sacia. Aléxis Sánchez en un ejemplo  de ese motor que constituye la reivindicación; se dudó de él desde casi todos los frentes, y esa condición llegó a un punto en el que, herido en el orgullo, respondió desde el "Soy un jugadorazo", hasta el golazo en el clásico. Pero no ha tenido la contiunuidad que tiene por ejemplo un grupo hambriento de éxitos, que no cesa hasta el logro. 


El Barça de Guardiola si se forjó, además de ser un equipo único por su naturaleza y su calidad, en base a una motivación y un hambre pocas veces vista. Eran un equipo que creía tanto en sí mismo que jamás dudó de los éxitos que obtendría. En los pocos partidos en los que el rival se puso por delante lo demostró: en todos prácticamente se sobrepuso para acabar imponiendo su poder. El gran secreto no es otro que el hambre mas insaciable. Ese que nos dio la madre naturaleza para sobrevivir en un mundo tan hostil, ese que cualquier criatura necesita para la consecución. Es el primer reflejo para la resistencia, que cuando estas desfallecido te da fuerzas de flaqueza. En el deporte el símil es tan valido como en tantas otras cosas; para devorar rivales con éxito en la dura competición, vas a tener que enseñar tus fauces y emplearlas con ávido apetito. Instinto de supervivencia, desde el primer partido al último. Luego contarán tus atributos, cualidades y demás, pero al final sin ese hambre, por mucha condición que ostentes, no llegarás a la culminación. Más allá de infinidad de circunstancias del juego, esa esencia ha de estar latente. El grupo que cree y les estimula el apetito, puede volar muy alto.





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