jueves, 3 de octubre de 2013

RADIOGRAFIA BLANCA







El fútbol lleva su tiempo, la interiorización de una idea, adquirir automatismos y jugar de memoria en un deporte tan colectivo es una tarea que cuesta lo suyo. Más si el cambio es entre sistemas antagónicos. En esas está el Madrid de Carlo. En ese proceso, la solución es simplificar la toma de decisiones, generar soluciones para que los buenos tengan en la individualidad, su espacio para la fantasía y el desequilibrio, hasta que se asimilen los nuevos automatismos y el equipo comience a funcionar. Pero esas soluciones no son siempre suficientes cuando te enfrentas a un buen equipo, compenetrado, con una idea adquirida y asimilada. Eso es lo que se ha encontrado el Real Madrid contra el Atlético y Villarreal entre otros. De esa solución temporal con contraindicaciones está tirando Ancelotti, que no solo tropieza con la piedra que supone un cambio tan tangente en el juego, sino que además le han surgido contratiempos.



Empezó con un 4-3-3 para tener el control y la posesión del balón. Y mantener a cristiano Ronaldo en el extremo izquierdo, donde mejor se siente sobre el verde. Pero pronto aparecieron las dudas. El equipo sufría por no asimilar la recuperación inmediata que requiere ese sistema, que al ser más ofensivo te lleva a perder el balón en campo contrario, -más si el equipo no está fluido aún- y por consiguiente la necesidad de recuperarlo pronto, pues la defensa tan adelantada puede sufrir si el equipo contrario enlaza varios pases tras la recuperación. Ese automatismo no se asimiló bien. Ya sea por que están acostumbrados al repliegue de la era Mourinho, donde no se metía el pie hasta que el equipo no estaba bien guarnecido atrás, o bien porque el poso de Ancelotti no es compatible. El nuevo sistema, más parecido al del Barcelona; resultó contradictorio. Así que Ancelotti lo enterró por el momento. 


La segunda intentona sería la que inculcó finalmente en París y que le dio buenos resultados: el 4-4-2. Un equipo unos metros atrás con un repliegue más notorio. Pero frente a Atletico y Elche surgieron dudas. Hubo defectos. Falta bloque, recuperación de balón e intensidad posicional. Con la pelota hubo errores impropios del madrid y el rival no daba para la sorpresa. Cristiano no encuentra su sitio en la posición de uno de los dos puntas. Le priva de su arma potencial, el arma que le hace imponerse; la llegada en carrera a posiciones de remate. Ronaldo en carrera, ya sea en conducción o llegando a posiciones de remate, resulta letal. Sí parecía hecho entorno a Isco, que no acaba de encontrar su sitio en el 4-3-3, pero los demás no estuvieron cómodos y el Madrid no esta para perder su arma diferencial con el crack Portugués. Así que parece de momento que el 4-4-2 también queda aparcado tras el Derbi. 

En resumen el Madrid anda indefinido, es ese equipo en transición con un camino que andar, que necesita encontrar la vía para redirigirse. Son ellos, cuando ya saben la partitura, los que se salen del guión convirtiendo lo previsible en sorpresa, y crean la diferencia, pero hasta que no fluyan orquestados nada de eso ocurrirá. El fútbol es triangulación. Ver, tocar, mover, fluir. Los blancos, atascados y sin ritmo de balón, solo encuentran solución en la individualidad arriba. En medio campo el equilibrio aún no existe, la defensa que hace meses era la más fiable, sufre. Xabi Alonso sería un apaño, pero no se le espera hasta el Clasico. 

 El proceso anda estancado por el momento y teniendo en cuenta que los cambios de sistema son varios hasta día de hoy, esta claro que aún quedan semanas para ver un Real definido y compacto. Seguramente para el clasico del 26 de Octubre veremos la versión acabada del nuevo Madrid. Ancelotti es un trotamundos que siempre ha encontrado la formula para cada equipo, y con más o menos tiempo los acaba haciendo jugar siempre con un fútbol tan equilibrado como espectacular. Es su responsabilidad y él se las apañará. Se le da de maravilla aún que sus comienzos hayan sido siempre lentos. Su fútbol lo es. Tiene el  poso de cuando era jugador. No es casualidad que en Milán haya ganado más Champions que Scudettos como entrenador, ese poso favorece en los campeonatos importantes, como damnifica en los regulares.






Rubén Martínez.

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