miércoles, 23 de octubre de 2013

BAJO MINIMOS







Los dos equipos más laureados de este siglo andan irreconocibles en europa; bajo mínimos. El Barcelona lo evidencia cuando el rival es un grande. Desde hace ya dos temporadas. Al último grande que ganó fue precisamente al Milan; 4-0 en la vuelta de octavos de final de la temporada pasada. Casualmente el que más venido a menos está de todos los históricos. El Milan de hoy día es como un niño tonto al que no se le puede exigir más. Si no lleva la iniciativa ante la mitad de equipos de la Serie A, ante el Barça ya ni se esconde. Luego, analizar al Barça duele. Porque es ver morir poco a poco en su idea a un grupo que nos a deleitado con el fútbol más grande de los últimos tiempos. Pero que ya no atesora las claves que les hizo imponerse, como si el entusiasmo desaforado de una época idílica haya dado paso a una etapa donde pretenden seguir imponiéndose solo por calidad, y la añoranza les impidiera asimilar que ese alma de antaño anda ya marchita. El equipo irrepetible que arrasaba y enamoraba por los campos de Europa es victima de su propio romanticismo. Es como un hombre enamorado que no cae en la cuenta del desamor. Y ni el equipo, ni la afición, son capaces de asimilar una renovación del estilo; un plan B.


Los de Massimiliano salieron con suma efervescencia, esa que muerde de arranque para marcar el territorio. Gracias también, dicho sea de paso, a encontrarse con un Barcelona en: "modo disperso on".  Ellos mejor que nadie sabían qué guión de postureo lombardo debían ejecutar y lo cumplieron al dedillo. Intensidad, resguardo y buscar alguna contra para  para acabar pidiendo la hora. Tal cual sucedió. Un diez para Allegri y sus soldados que hasta pudieron ganar. Pero poca ambición más puede tener un equipo que es la sombra de lo que fue con Arrigo y ayer celebró un empate ante un Barcelona apocado por falta de mordiente y contundencia. Lo mejor del Milan fueron algunos chispazos con aroma añejo que dieron los dos brasileños menguados por el tiempo de astros a luceros (Kaka y Robinho). Dominaron el balompié mundial hace unos años pero hoy son un espejismo de lo que fueron. Kaká aparte de los chisporroteos de ayer, poco bagaje más destacable en años le hemos visto. Ayer hasta hizo de albañil; puso más ladrillos anoche en 70 minutos que en sus 4 años de vacaciones pagadas en Madrid. Y tampoco podrá hacer mucho más en un conjunto limitado de calidad. Comparar el Milan imperial de Sacchi con este Milan bajo mínimos, es tan sonrojante como desaforado. Allegri, a sabiendas de lo que tiene, que no es mucho, asume una inferioridad tan latente que solo tiene un plan; intensidad, repliegue y contragolpe. Por otra parte es lo que han hecho tantos equipos grandes -con muchos más argumentos-. Eso sí, es lícito su plan.










Rubén Martinez.

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