domingo, 6 de octubre de 2013

CESE DE CORNETAS









Este Madrid de Ancelotti que cincela para la coherencia en la construcción, solo pudo imponerse en lo que va de temporada por la archiconocida vía del desmelene, esa del último arreón. Esa que en la ausencia de fútbol te lleva al toque de corneta. No llevabamos ni un partido y el Madrid ya la había desempolvado. Pero algo cambió en Levante.

Carlo, que no había estado demasiado inspirado desde que llegó, dio un giro en la historia que tantas veces hemos visto y que tanto gusta en el Bernabeu. Y que tan poco gusta a sus técnicos; la de la remontada de casta y empuje tan característica de última hora en un partido malo, que a falta de resultados surgen sobre urgencias. 

Pero en Levante se comenzó a vislumbrar todo el trabajo que está haciendo en ese sentido. Poniéndonos en situación de la dicha de Carlo; otra vez no se había conseguido la circulación rápida y la salida limpia el día en el que más se necesitaba, -el Levante es el equipo con más repliegue y presión de toda la segunda liga-. Ahí decidió dos cambios muy atinados; Marcelo por Coentrao, que a la postre cambió el signo del partido con su fluidez en la circulación y el consiguiente desborde, -Marcelo se antoja imprescindible en este equipo y más ayer- y Morata por Isco, pasando a Di María al interior zurdo. Estrategia magistral. El argentino y Marcelo hicieron el campo más ancho y fluido que nunca. Así vimos otro movimiento: fuera Benzema, Jesé a la banda y Morata punta. El delantero se antoja siempre fino y revulsivo en los minutos finales. Acierto pleno al meterlo.

Lo que vino luego podría ser una página más del libro de las remontadas, pero esta es la atípica; minuto 86, el Madrid, recibía el 2-1  a un suspiro de la conclusión tras un partido malo, y ya llevan unos cuantos. El Real remontó desde la estrategia, la jugada elaborada, la calma. Desde el poso necesarios en el pase y la decisión correcta en el momento de más nervios y urgencias. A semejanza del nuevo técnico. Muy alejado de la imagen que daba en la etapa Mourinho cuando tocaban estas.  Al ritmo templanza, como a fuego lento cocinó la remontada introduciendo las piezas  necesarias para el desequilibrio final. Ancelotti está siendo muy difícil de digerir en determinadas situaciones pero tiene como destino final contextos como este. Anoche se empezó a notar la mano de Carlo. Su paciencia y su lectura del juego –polémica en el fragor de la batalla– otorgó dos puntos que tenía perdidos al Real Madrid. Fue la noche del cese de cornetas.






Rubén Martinez

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