miércoles, 11 de septiembre de 2013

YO VI JUGAR A OZIL




He visto el culminar de vaselinas de Romario, las colas de vaca explosionando del talento diferencial de Ronaldinho Gaúcho, el deslizar de bailarín virtuoso de Zinedine Zidane, el fútbol artesanal de Valerón o la magia y el preciosismo de Iniesta. A Guti sorprender a propios y extraños con tan solo un gesto, o los pases rasos al hueco milimetrados de 20 metros, que solo un Iván de la Peña inverbe en el Camp Nou fue capaz de ejecutar durante un periodo corto de tiempo. He disfrutado de muchos momentos mágicos de fútbol durante años. Pero el jugador que más me a cautivado en los últimos tiempos es Ozil. Al Turco Alemán le he visto detenerse imponiendo su espacio y tiempo sobre el el juego de urgencias. Dibujar estampas estéticas que apetecía detenerlas, observarlas un instante y recrearse. Esa gestualidad en la carrera única, ese reinventar controles con un toque sutil de tacón para matar un balón que venía de la otra punta del campo. Correr fugaz la banda, detenerse, driblar adversarios, para acabar dando un pase milimétrico con el empeine exterior, como si aunara en una misma jugada el descaro y desborde de Figo, y la la clase y técnica de Zidane. 

Mesut además es un jugador que tiene el valor añadido que supone la estética. Dio exhibiciones de exquisitez futbolística al alcance solo de unos pocos elegidos. Su misteriosa gráfica hierática fue siempre más propia de un diosecillo más preocupado por la florestación del paraíso que de imponer su mandato, y sus minutos en el campo, que casi siempre fueron menos que los que dura el partido, -como si no le hiciera falta todo el tiempo para imponer su calidad-, adquieren una dimensión de prados planetarios por la estética sublime de su gestualidad. Una parsimonia de estaciones precipitada por sus decisiones geniales, sin los mandatos de un Dios reconcentrado, pero con los mensajes divinos que encierra su fútbol.


Solo le faltó continuidad en su juego, porque la calidad quedó manifiesta desde el primer momento. Momentos de brillantez alternados con partidos grises donde desaparecía. Le faltó la fuerza mental del ganador, esa que en la competición se impone sobre los demás, ese Rafa Nadal que saca fuerzas de flaqueza -las que provienen de la mente cuando las piernas flojean-  para imponerse conforme avanza el encuentro. Para decir... "Aquí estoy yo! Me sobrepongo a las dificultades y me impongo". Ozil nunca acabó de hacerlo. Y quizá nunca lo hará porque simplemente no posee esa virtud. Como muchos otros genios las suyas son otras. Esa fue la asignatura pendiente de Mesut, y en el Madrid las notas se dan cada domingo. Dicho eso, si las hubiera tenido entraría en el olimpo de los dioses imperecederos.


Aún con su cierta intermitencia y su poco gol, la afición como sus compañeros han desaprobado su venta. Y es que se va un jugador diferente, que cautiva, que causa cierta empatía en sus formas, dentro y fuera del campo. Le disfrutamos durante tres años, pero el hecho de irse cuando aún le quedan tantos años de fútbol, -quizá los mejores de su carrera- y el hecho de que lo haga a un equipo foráneo y muy inferior, hacen que sea una marcha triste. Añoraremos la estampa de su silueta rezando como preámbulo al pitido inicial, como si los pases, controles y arrancadas le vinieran de lo divino, cual gracia santificante o ayuda de Alá, como augurio de que lo que vendría, como si  fuera escuchado en sus plegarias. Le echaremos en falta. Él disponía cuando gobernar o cuando asestar, cuando encontrar ese hueco en defensas o cuando ganar el tiempo necesario para dar respiro a sus compañeros escondiendo el balón. Era el mejor socio. Crear una sociedad junto a él era tarea harto fácil para sus compañeros. Alardearemos en las tertulias futboleras de haberle visto jugar; "Yo vi jugar a Ozil, era el catalizador de aquel equipo vertiginoso de José Mourinho, era la elegancia y la clase personificada." "Se podía ver en él un poquito de Figo y Zidane a la vez durante un tiempo en el Bernabéu." Y eso son palabras mayores.






Rubén Martínez.

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