domingo, 29 de septiembre de 2013

LA NOCHE DE LAS CONFIRMACIONES





Ayer fue la noche de las  de la confirmaciones. La confirmación de un bloque tan solido como punzante y la de que Ancelotti tiene mucho trabajo por hacer y poco tiempo por delante. La propuesta táctica inicial del encuentro quedó localizada en el cambio que propuso el Italiano en la salida del balón. Modric hasta ayer, fue el protagonista absoluto de esa faceta. Él era quien recibía entre centrales, el hombre que nutre de cara con balones a los enganches, (Isco, Di María o Cristiano). Pero el técnico decidió que el ahogo de un equipo tan oprimente en la presión, le dificultaría en zonas peligrosas,  podía crearle problemas serios. La solución; Illarramendi de inicio para dotar al equipo de equilibrio y una salida más limpia, - el Vasco es menos arriesgado y mas pausado en la salida- lo que provoco que viéramos una salida muy lateral en los locales, maquetada del siguiente modo: Arbeloa y Coentrao a menudo futbolistas más adelantados, Isco en la izquierda y Di María en la derecha de enganches, con la colaboración de Khedira. Pero no salió.

El técnico no se atrevió a salir por dentro. Optó por salir por fuera, pero ahí es donde entró la libreta que tantos frutos da; la libreta del Cholo. El Argentino intuyó la medida que tomaría el Italiano, pues desde el principio montó emboscadas a cada salida del equipo blanco. Siempre generaba una superioridad, que por otro lado ya no sorprende, y había dos o tres jugadores ahogando para cada intentona. No existía línea de pase hacia dentro que permitiera respirar al Real Madrid. Y nunca pasó de tres cuartos de campo donde tiene esas dos lineas tan juntitas el Altlético, donde son tan importantes las ayudas de los puntas en tareas defensivas por el centro. Ahí comenzó a ganar la partida táctica. Porque en una, el Atlético, aprovechó un recorte de frivolidad de Di María, para robar muy arriba, con la mala suerte para los merengues de que el balón cayera en pies de para mi, el nombre propio de este comienzo de liga: Koke Resurrección. Que con dos toques hizo el tiempo justo para mandar un pase al hueco tan sencillo como magistral en el momento justo, como los elegidos, dejando a Diego con espacio, -el mayor exponente de dominio del espacio- cogiendo a Arbeloa justo a contrapié. Sin duda el fallo del argentino tuvo una cuota importante de responsabilidad, pero fue consecuencia de una frustración colectiva lo que lo precipitó. Es cierto que si le salía tenía una carretera libre para lanzar una contra, pero eligió el momento, la zona y el rival equivocado; fallo en todo. Quizá sintió que era tan valiosa que  justificaba el riesgo. O quizá simplemente el Argentino no es un virtuoso del poso necesario en algunos momentos. El Atlético compró el regalo; Ángel lo envolvió y quedó como el responsable, pero hay un artífice: Simeone conspiró para el 0-1.

Simeone además había maquinado las posibilidades para tocar más el balón. Durante tramos largos de la primera parte, no solo le quitó el balón al rival, también le hizo sufrir haciéndole correr tras el balón por las posesiones largas e inteligentes, teniendo en cuenta que era el tercer partido en 10 dias. Hizo sufrir así a un equipo que no está acostumbrado a que le quiten el balón esta temporada. Al contrario que en la etapa de Mourinho, en la que nadie metía la pierna si detrás no había un muro sólido esperando. Además hubo un añadido, el equipo de Ancelotti prioriza la pelota sobre el espacio, y cuando le toca robar o protegerse, corre para intentar robar en cuanto el rival la tiene, abriendo las puertas del paraíso a un adversario que domina el espacio tiempo a la perfección. En cuanto Tiago, Koke o Arda recuperaban la posesión, la custodiaban unos segundos, imantaban a Khedira o Illarra, divisaban cómo un compañero ocupaba su espalda y enlazaban con él. Restaban cualquier viso de continuidad al juego madridista. Además, las asociaciones las bordaron. Perfección táctica.

Se podía palpar un general anhelo por Mourinho ayer en el Bernabéu. Porque todo eso que tanto había costado instalar en Chamartín, lo exhibió ayer el rival. La casta, la intensidad  y la perfección táctica era rojiblanca. El equipo de Diego Pablo Simeone fue inferior al de Mourinho en todos sus enfrentamientos pese a la irregular última temporada del Luso, o del resultado  en la Final de Copa. Así que ayer dió la sensación de que Simeone le pagaba con la misma moneda con la que pagó Mourinho en los últimos derbis.

El Atlético de Madrid es más lento en defensa que el Madrid. Y como los robos rojiblancos suelen producirse lejos del marco oponente, la rápida defensa merengue controlo al menos esa faceta. Pero entonces, apareció Diego Costa. El encuentro del Brasileño en el Santiago Bernabéu es la consagración de un coloso, como la del Atlético de Madrid. Hay que ser una maquina para hacer lo que hizo porque, defensivamente, la línea de 4 del Real Madrid es de lo poco que se puede salvar del partido de ayer. Pero Costa la superó, como solo un grande haría. 4 disparos, 2 pases claves, 8 faltas provocadas y 7 carreras completadas con éxito en banda contra Pepe o Sergio Ramos, casi nada. Eso es inalcanzable para todos. Hasta él acabó baldado pidiendo el cambio. Él solito constituye un sistema de ataque en toda regla. La autosuficiencia alcanzada por Diego Costa es la clave de este equipo. Es el contagio permanente de todo lo que es el Atlético,- con permiso de Simeone- la garra, la fuerza, la ilusión y la reivindicación.

En la segunda parte no le quedaba otra a Ancelotti que cambiar algo, o cambiar mucho. La entrada de Bale y Modric provocó el paso a un 4-2-3-1 que tampoco trastocó demasiado el guión del partido. Si trajo novedades técnicas y tácticas. Modric y Bale debían ser una inyección importante de genialidad, orden y pegada, y lo cierto es que lo fue, pero nunca lo suficiente para doblegar un bloque tan insistente y solido. Con Cristiano en la izquierda, -se vio la peor versión del Portugués- Isco en el centro y Bale en la derecha que dejó sin función de juego al malagueño y se buscó el chute a pierna cambiada y de fuera del área de los dos bichos. Se había demostrado que no tenía fútbol  para jugarle entre líneas al Atlético de Madrid, así que abrieron a los de la pegada para que pudiesen recibir con más frecuencia y buscaron la jugada individual con el correspondiente latigazo para equilibrar el resultado. Sin resultados. Al final se rompió el partido y hubo ocasiones en cada portería pero ninguna acabo dentro.

En resumen; el partido nos dejó a las claras que el Atlético sigue en su particular crecimiento que parece no tener techo. Y que Ancelotti tiene mucho más trabajo y problemas de los que seguramente imaginó. El final precedió unos pitos que evocaban a un protagonista fantasmal; José Mourinho.  El Atlético de Madrid se engancha a la lucha real por el título,  jugando con las armas que usaba Mourinho cuando el Madrid hacía sufrir al Atlético. Se han cambiado las tornas en la capital, al menos por el momento.





Rubén Martínez.

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