martes, 3 de septiembre de 2013

ESPEJITO, ESPEJITO...¿QUIEN ES EL MAS RICO DEL REINO?








Florentino llevaba hasta este verano algún tiempo frenado en su empeño. Como si se tomara un respiro en su cruzada de liderazgo del mercado de los dispendios.  Lo cierto es que desde que trajera a Cristiano Ronaldo, el año en el que más gastó, había aflojado la chequera como esperando al capitulo de los derroches y demostrar quien es el verdadero todopoderoso entre los todopoderosos. Incomodado y dolido en su orgullo por la irrupción del los petrodolares, -los de dudosa procedencia- ha querido dar un puñetazo en la mesa de las contrataciones; como diciendo... espejito, espejito...¿quien es el más rico del reino?. Lo siguiente ya lo sabemos: 180 millones gastados. Y su particular guinda del pastel ya esta en Madrid para ser presentado: Gareth Bale. 


Todo impulsado por la necesidad del golpe de efecto que supone en cuanto a su afición, necesitada de ilusión después de un año en blanco. Y También aprovechando el cambio de proyecto que transiciona la marcha de Mourinho. Perder irrita y hiere en un club que quiere ser el más importante siempre. Ante tal escena, Florentino estudió la situación de mercado -en eso es un as- e instruido por Zidane, sin contar hasta tres, miró el plantel, y empezó a gestar la revolución. Resultado: 7 bajas y 7 altas, 120 millones de ingresos por ventas, frente a 180 millones gastados, que da la sensación de que hubieran sido más si no se hubiera ocupado tanto tiempo en la "operación culebrón" del verano. Y es que el mercado normal no ofrecía tantas piezas que le garantizasen mejorar lo que tenía. Un aficionado podía preferir a Luis Suárez sobre Benzema o a Navas sobre Di María pero no son cambios que garanticen el salto definitivo que pretende el presidente. Así, tras cambiar de entrenador y, simultáneamente, de carácter futbolístico, en la casa blanca dedicaron la intentona de Carlo Ancelotti. Primero con los perfiles que iba a necesitar para imprimir su sello personal,  Illarramendi y sobre todo, Isco; dos jugadores magníficos para orientar el timón hacia el control y el equilibrio necesario que conlleva tener el control. Luego refrendar la confianza en los canteranos que vienen pisando fuerte; Morata, Jesé y Carbajal. Tipos de muchísima calidad que darán que hablar en poco tiempo y jugadores de futuro aunque tengan ya presente. 

Pero el punto en el que el presidente se jugaría todo a una carta no había llegado, esa que gana a todas las demás en cualquier mano, su joya de la corona.  Esa que, de algún modo, debían concretar con salto certero. Surgieron los nombres de Falcao, Neymar y Bale; los tres únicos fenómenos que, sí o sí, mejoraban lo propio por estricto nivel individual. Uno fue arrebatado por el eterno rival, aunque parecía su sitio más natural. El otro se fue diluyendo cual azucarillo conforme iba pasando el tiempo y quedando cada vez más de manifiesto que el vecino y rival nunca le cederá a una de sus estrellas. Al final casi por inercia viene el Galés que a mi modo de ver mejor encaja en la idiosincrasia del Real Madrid y que también encaja como anillo al dedo en la propuesta de Carletto.

Un jugador especial por varios motivos. De buena planta y mucha clase sigue los pasos del otro "hombre marketing" que también aterrizó en Madrid de la mano de Florentino: David Beckham. Autentico icono en Inglaterra. Como jugador destacó siempre desde muy pequeño, hasta el punto que sus compañeros le prohibieron jugar con su pierna buena, obligandole a usar su diestra para no abusar. A la edad de 16 años y 275 días, Bale se convirtió en el 2º jugador más joven en debutar con los históricos Saints sólo por detrás de Mohammed Benhammou. Ganó en diciembre de 2006 el Premio Carwyn James como mejor deportista joven del año que otorga la BBC galesa, mientras que fue elegido como el mejor jugador de la Premier League de las temporadas 2010-11 y 2012-13 siendo el cuarto galés en conseguirlo -y el primero en repetir desde Mark Hughes, uniéndose ambos a la lista de bicampeones formada por Alan Shearer, Thierry Henry y Cristiano Ronaldo-. Esa misma temporada conquistó además el título de mejor jugador joven de la Premier League y mejor jugador del año por la asociación de periodistas del fútbol inglés, uniéndose a sus inclusiones en el equipo ideal del año de la Premier League durante tres temporadas consecutivas. Empezando como lateral, fue tal su progresión y facilidad para el gol que pronto se transformó en extremo, para acabar jugando esta ultima temporada como mediapunta destapandose con 31 goles y 17 asistencias. A pesar de comenzar de defensa el destino para él era claro, era “11″ puro y nato. Es más, parecía una muestra prototípica a la que el tiempo iría añadiendo matices hasta completar el ejemplar definitivo. 

Y es que la revolución reciente de Gareth Bale está ligada al mal juego del Tottenham. Fue la respuesta a ese hecho lo que hiciera gestar al futbolista que es hoy. Mientras Villas Boas buscaba la fórmula colectiva, el luso asistía al crecimiento incesante de un jugador que dominaba por encima de los demás y que quería dar más. Bale notaba que los Spurs no arrancaban, dejó la banda y buscó acción cerca de la portería para hacer daño.Y lo hizo, vaya que si lo hizo. El entrenador le siguió la corriente; lo puso de “10″. Funcionó de cine, por calidad, sorpresa y por la condición que le eleva a la máxima categoría; la finalizacion más inmediata, fina y contundente. Subieron sus cifras goleadoras y su influencia en el juego, con lo que aquéllo conllevó en puntos para el equipo y confianza para el grupo. Lo más impactante del Gareth Bale mediapunta fue su relación con el juego. Lucía la lectura y el poso de un centrocampista de verdad. Todo se lo tomaba con calma, rara vez caía en la precipitación, sólo aceleraba cuando debía. Bale era el jugador con más pausa y control de todo el Tottenham; cualidades aquéllas impensables en el todopoderoso búfalo que había despedazado a Maicon dos años atrás. Esa versatilidad nadie la suponía en una bestia como tal. Bajaba a recibir, se paraba, pensaba y, simplemente, elegía la dirección por donde debía seguir la jugada. Él es velocidad, intimidación y pegada. Pero 2013 ha descubierto que hay más. Bale entiende todo el juego. Y su responsabilidad hace que no le pese nada. El Real Madrid ha fichado al mejor futbolista que hay hoy día en el mercado.


La mala noticia del fichaje de Bale es la marcha de Özil. El alemán era el destinado a ocupar el extremo derecho. Pero Bale encaja incluso mejor. No sólo resulta más resolutivo en la faceta goleadora, sino que además se trata de un jugador más cerebral al contrario de lo que pueda parecer. Mesut es un fenómeno de clase y técnica, en su pausa, pero que le pide el cuerpo arrancar a veces solo por inercia. El análisis no forma parte de su argumentario; no es un tipo que razone sobre qué ritmo o qué dirección conviene a los suyos en cada momento, pese a que su jerárquica genialidad haga que, a veces, lo conceptualicemos de ese modo. Bale sí, se pasa los 90 minutos estudiando el partido, y  cuando no tiene espacio actúa en virtud de sus atinadas conclusiones. Y en la derecha del Real, como se ha señalado, espacio va a sobrarle. En cada posesión sabrá si pararse para atraer, si correr hacia fuera para estirar o si atacar hacia el gol. No adolece de prisa, vicios o tics. Bale, siendo el futbolista más rápido del equipo es posible que sea quien busque un ritmo de juego más apropiado para cada momento, bajo en los ataques posicionales por ejemplo. Entrenador y jugador están hechos el uno para el otro; Bale guarda similitudes con el Kaká del Milan que tantos éxitos le dio a Carlo. Por eso será una relación sencilla. Carletto le ha allanado tanto el camino y  trabajado tanto el sistema aún sin él que en CR7 & GB11 desde el primer día de la pretemporada se tienen puestas en ellos todas las miradas. Bueno casi todas, hay un ojo de Carlo puesto en Modric e Isco que no deberiamos pasar por alto.





Rubén Martínez

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