domingo, 15 de septiembre de 2013

EL DEBUT DE GARETH







Ayer viendo el enésimo partido flojo de Benzema, y viendo el esfuerzo que hizo el recién llegado, y la lectura de lo que requería su equipo, me queda una reflexión clara;  Bale demandó ser el delantero del Real Madrid. Si, he dicho bien, una especie de Messi en cuanto a rol, pero con su perfil, relegando al banquillo al francés. El Galés plasmó en la jugada del gol, -con solo media hora de juego y tres entrenamientos- que ha entendido mejor que Benzema en cuatro años la actitud -y no aptitud- que requiere su equipo. Aún con su estado de forma, entendió que no hay tiempo para las reservas de ningún tipo y menos en El Madrigal. No ceso en las ayudas en defensa, se pegó carreras impropias de su rodaje, incluso en el minuto 60 se pegó una de escándalo antes de ser cambiado. Pero este chico no solo es capital físico, es mucho más. Demostró una inteligencia en el verde impropias de un debutante, que suele estar abrumado ya solo con la tarea de "no cagarla". Él sabe leer el juego de maravilla, estudiar a lo que se enfrenta y como contrarrestarlo. Coge las riendas y no le tiembla el pulso para acaparar la responsabilidad de todo, bueno casi todo, Cristiano anda algo mosca y no permitirá que eso ocurra. Solo se le vio algo dudoso en los movimientos, algo que por otra parte es normal con tres entrenamientos. Ya no es que le dé buena nota en su debut, -sabiendo que no estuvo a su nivel- es que ya no tengo dudas sobre el femómeno que se nos viene por lo que representa en el terreno de juego.

La primera mitad sirvió aparte de eso, para ver la diferencia de ritmo entre los dos equipos, que decantó la balanza a favor del Villarreal. Es el famoso Virus FIFA. Le pasó al Barcelona al que vimos en unos diez últimos minutos desbordado en su propia casa.  Al Real Madrid no le cuesta crear ocasiones, cada vez que junta tres pases, la jugada termina en posibilidad, -lógico con tanto creativo- pero cuando no los junta, que alguna vez pasa, sufre. Ayer era uno de esos días. Es un equipo vulnerable que pudo pinchar contra el Betis, pudo pinchar en Granada y pinchó a la vencida, contra el Submarino. Y es que en Villarreal se ve fútbol de altos vuelos.  Ayer le dio un baño al equipo de Carlo. Los amarillos asediaron la portería de Diego y es que nadie dijo que fuera fácil el cambio que pretende Carlo.  Las “bajas” de los verticales Alonso, Khedira, Di María y Özil y la forma de Ronaldo provocan una relajación opuesta a la de la etapa anterior. Además, el Villarreal no sólo aportó un extra de intensidad, sino que también tenía un plan claro que llevó a la practica. Cortocircuitó la conexión de salida del Madrid para salir como rayos hacia la portería, y no dejó ni pensar al centro del campo contrario, solo amagó hacerse con el control Luka Modric, pero se quedó en eso. Así el marcador en la primera mitad (1-1) era la mejor noticia para el Real Madrid, que en la segunda mejoró, pero no lo bastante para invertir la dicha. Aún que si le dio para igualar la contienda.


La noticia más alegre para los blancos fue Illarramendi, que de novato con problemas musculares -algunos hablaban de presión por el precio de su fichaje- pasó a demostrar a la primera de cambio que en el pivote, pese a su precocidad, no titubea, ni con esa camiseta, ni en ningún escenario. Asier estuvo a la altura de Bruno Soriano, y ése es el piropo más generoso que se le puede dar. Es de hielo y analiza el partido con la tranquilidad de quien no pierde la pelota pase lo que pase, cual veterano curtido en mil batallas. Sus apariciones le dieron poso a las posesiones. Sabe donde, como y cuando cerrar. Presiona con el dinamismo necesarios e inicia sin complicaciones. El Madrid nunca careció de creatividad, de lo que sí iba corto era de futbolistas que crearan un orden y un equilibrio. Illarramendi aúna todo eso en ese semblante de chico despistado y novato. Nada más lejos, resulta ser el más responsable. Él es el preludio perfecto para los artistas merengues, que le necesitan desde que no está Alonso como el comer. Todo lo contrario que Khedira, que evidenció una vez más que no no es jugador para el Real Madrid, más aún con la marcha de Mourinho. No entendió su función otra vez.


El intercambio de zarpazos y los paradones de Diego López pusieron un 1-2 a falta de media hora, que sin reflejar lo que decía el juego, le daba los tres puntos al Madrid. El Villarreal estaba KO, no podía ni con su alma. Pero Marcelino refrescó a los suyos con Pina a la cabeza y Ancelotti anduvo muy lento. Cuando el equipo necesitaba contención quiso soportar los arrebatos locales con Modric e Isco tiesos,  y no introdujo a un Casemiro que le hubiera dado el musculo y equilibrio necesarios. Quizá confiado de lo evidente que parecía el desgaste del Villarreal, pero aún tuvo tiempo para un arrebato final... que vino del error de Ancelotti ayudado por un centro del campo indolente. La jugada de Cani es de naturaleza extraña en el fútbol profesional, pero que se puede dar, y se dio. Marcó el 2-2 y a partir de ahí, el Real lo intentó aun que solo sea porque tiene al malagueño. El ocaso del encuentro le realza como un coloso necesario. El año pasado el Madrid no encontraba ese líder que bajase, pensase e hiciera jugar. Ahora claramente está Isco Alarcón. 


Mientras el Villarreal de Marcelino se afianza, Ancelotti sigue encontrando preguntas a cada paso sin respuestas. Y es que en el fondo él no tiene culpa de enfrentarse a un tal Lionel Messi, pero esas son las circunstancias, y cuentan. En su mochila ya van 2 puntos que como vaya sumando más, corre el riesgo de que le pese tanto que en la carrera por la pugna liguera quede rezagado como la temporada pasada. Y eso no está permitido en la casa blanca.






Rubén Martínez

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