martes, 9 de julio de 2013

NEYMAR; EL JUGADOR ESPECIAL



Jugadores especiales esta claro que no ha habido muchos, podría contarlos con los dedos de una mano, los que yo pueda hablar con conocimiento por haberlos visto de manera continuada. Quizás el primero que me viene a la cabeza es Romario; jugador descatalogado, capaz de dibujar una jugada con una plasticidad y una facilidad pasmosa. Consiguió que la indisciplina y la displicencia con la que se valía en sus equipos, no fueran obstáculos en su época para convertirse en número uno. Podríamos incluir a Zinedine Zidane también en ese saco. Elegancia elevada a la máxima categoría, dejaba pasmados contemplándole en sus movimientos casi de bailarín virtuoso, capaz de transmitir riesgos despreocupadamente o emociones profundas cuando se exigía. O Ronaldinho Gaúcho que antes de menguar y morir entre capítulos oscuros, catapultó al barcelonismo con su magia. Heredero de Maradona en la visión total del pase, talento diferencial y explosivo, su sonrisa cautivó y contagió ayudando a entender el Barcelona de hoy, al que tanto contribuyó.



Hoy día en un fútbol cada vez mas industrializado y competitivo, es difícil ver a estos jugadores. El rigor táctico y físico al que se somete a los equipos en el fútbol moderno, deja a muchos en el camino o simplemente los ensombrece. Pocos son los que consiguen que estés sentado viendo un partido, en un momento aparentemente anecdótico, y segundos después estés levantado cual resorte, emocionado de haber asistido a una genialidad única. Eso lo provoca Neymar. Primero y ante todo, hay que decirlo,el brasileño es endiabladamente bueno. No solo es muy bueno definiendo, (pues es un jugador que en la ejecución sacude y pincha), sino que se mueve de fábula sobre el terreno de juego. De la escuela brasileña, le  gusta recibir, tirar la pared, otear el campo antes de la ejecución, hace -rupturas cortas y largas- para conseguir posiciones de gol y absorve la posición de los compañeros y el espacio, para ir urdiendo las diversas posibilidades que solo él vislumbra.



Aveces un crack cabe en un solo gesto técnico, una jugada coordinada pero repetida y ensayada hasta la saciedad, que marca las diferencias fruto de un ademán técnico característico propio. Neymar no, él es pura improvisación y su físico privilegiadamente elástico le ayuda a hacer de cada regate y cada gesto técnico, algo nuevo con qué sorprender, algo distinto, nunca visto. Jamás hizo dos cosas iguales. Su cuerpo es tan elástico que es imposible que eso ocurra. Eso ante Messi y sobretodo Cristiano le hace sacar cierta ventaja en la vistosidad. Además, es rapidísimo y resistente y para más inri aparece cuando su equipo le necesita, en esos momentos que cada vez se dan más en el fútbol brasileño; cuando sus equipos desaparecen. En ese momento es cuando inventa, no la jugada del imaginario colectivo que todos estamos esperando, sino sorprendiendo con esa jugada que solo él es capaz de ingeniar. Atrevido y valiente siempre encara, jamás se esconde, como ansioso de demostrar al mundo de lo que es capaz. Es el jugador especial de hoy.




Eso ha provocado la locura en Brasil, que llevaba un tiempo falto de un crack capaz de maravillar, y hoy por hoy suscita una espectación tal, que ya es un fenómeno de masas mayor en proporción a lo que realmente a demostrado fútbolisticamente hasta hoy. Ahora en Barcelona tiene la dificultad de desempeñarse integrandose en esa maquina que funciona rodada desde hace mucho tiempo, de recorrido glorioso, que carbura con funciones estrictas para cada pieza a las mil maravillas, con la dificultad que implica. Lo hace empujado en parte a buscar esa protección que no hay en brasil, (le han dado muchos palos allí), y la necesidad de dar el salto definitivo de calidad, un año antes del mundial de Brasil. Y a la sombra de Leo Messi lo hace desde la humildad y la aceptación de un segundo protagonismo, con el camino aleccionado. Pero no nos engañemos; un jugador de este calibre no puede pensar otra cosa que no sea ser el numero uno. De no ser así, hablaría de lo poco ambicioso que sería. Pero lo inicia con la firme convicción de que junto a los mejores jugadores del mundo, siempre es mucho más fácil crecer y triumfar. 



                                             


                                   

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